Capítulo 1: fuego, sangre y lluvia
las mismas personas, las mismas casas, mismas calles, los mismos días...lo mismo todos los días; desde que tengo memoria he vivido en un pequeño pueblo lejos de la ciudad del vizconde que realmente no recuerdo su nombre ya que no pide impuestos por estar tan alejados, lo que conlleva que su atención y protección no llegue hacia este pequeño pueblo abandonado, lo que a su vez llama la atención de bandidos.
Las mismas personas, muertas, las mismas casas, en llamas, las mismas calles, llenas de sangre, los mismos días, cambiaron en poco menos de un par de horas, quería un cambio en mi vida, solo que... no esperaba algo tan radical en tan poco tiempo; antes del desastre, este día se suponía que sería algo especial, el día de hoy el sacerdote del pueblo haría la ceremonia de mayoría de edad a mí y los demás niños de la edad de 15 años, donde los dioses nos darían sus bendiciones y que nos ayudarían a encontrar un trabajo ya sea caballero, agricultor, ganadero, mago, político y muchos más, pero cuando caía el alba llegaron los saqueadores, aprovecharon nuestro momento más vulnerable, a los esposos los mataron, las mujeres llevadas, las cosechas y almacenes saqueados; no importara a donde mirara veía fuego y desastre, no servía de nada cerrar los ojos por que aun escuchaba la madera quemándose, gritos y llantos de los demás niños que esperaban la ceremonia.
escondidaen un pequeño almacén rogando por que los bandidos no escucharan mis llantosahogados, esperando que mama o papá vinieran a rescatarme o que todo fuera unmal sueño, una simple y aterradora pesadilla.
ya no había gritos, el olor a quemado y el hierro de la sangre me inundaba en las fosas nasales, habian pasado varias horas desde que el saqueo comenzó, salí del refugio improvisado en casa donde mi madre logro esconderme minutos después que el ataque iniciara...llame a mi madre a gritos, sin embargo no recibí respuesta, ni siquiera el ruido de algún animal que pudiera calmar mi incertidumbre, solo un frio y cruento silencio; Salí de la casa en ruinas en la que me encontraba no tarde mucho en asimilar el cruel escenario frente a mí, un cuerpo yacía muerto no mas de dos metros frente a lo que era la puerta, ese cuerpo era de mi madre, aunque su pelo estaba manchado de lodo y sangre, es imposible que no logre reconocerlo...incluso a luz de luna.
me acerque a su cuerpo inerte, moviéndola, rogando que despierte entre gritos y llantos.
los rayos de un nuevo amanecer me despertaron, olvide cuanto tiempo llore junto al cuerpo de mi madre tanto que quede dormida en el fango cerca de mi madre, cuando me levante con mi ropa manchada de lodo, camine, lejos de mi madre aceptando lo que había pasado camine en el pueblo sin algún rumbo fijo, en estos momentos no tenía alguna emoción, al caminar un poco mas vi la iglesia, recordé que no logre terminar mi ceremonia, al entrar un olor fuerte a podredumbre inundo mi nariz, rápidamente tape mi nariz y aguante mis ganas de vomitar la vista era inaudita, cuerpos de demás niños en la iglesia, no eran todos los niños de mi edad así que eso me dio esperanza de que muchos pudieran escapar, ignorando la sangre seca y el horrible el olor me acerque al pedestal donde escuche un pequeño quejido, al acercarme más detrás del pedestal se encontraba el sacerdote de la iglesia con una mano en su vientre y su toga blanca manchada de un color carmesí y ; el me miro y con una sonrisa se levanto lentamente, trate de replicar de que no hiciera esfuerzo, el me ignoro y tomo un cáliz casi vacío que se encontraba en el suelo cerca de el , con unas palabras que yo no logre comprender ya que el viejo sacerdote lo dijo en un susurro casi inaudible, una pequeña luz alumbro el cáliz y me lo puso en mis manos y solo dijo una palabra antes de caer al suelo debido a la falta de sangre –bébelo- fue lo último que escuche de él, sin dudar realmente lo bebí, al momento de acabar el líquido del cáliz, un dolor en mi garganta me hizo soltar el cáliz y llevar mis manos a la misma para tratar de calmar el dolo, sentía como un fuego pasaba mi garganta mientras seguía hacia mi estómago, me encogí de dolor en posición fetal mientras un solo sentimiento me inundaba antes de desmayarme, ese sentimiento era el "hambre".
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Una vida con manchas de blanco y negro
FantasyEste prólogo marca el inicio de la historia de Himawari y Churipu, un viaje lleno de misterio, suspenso y aventuras en un mundo donde la realidad y la fantasía se entrelazan.