Capítulo II

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La mañana llegó demasiado pronto para el gusto de ambos hombres que apenas y habían podido dormir. Tony por el miedo, la ansiedad y la incertidumbre y Stephen por querer estar al pendiente de su novio y evitar que volviera a sufrir un ataque de pánico, tal como sucedió cuando su mente procesó que un posible hijo suyo (bebé para variar) había sido usado como sujeto de experimento, haciéndole quién sabe qué cosa y quien sabe por cuánto tiempo.

Con pesar se alistaron para la llegada de la trabajadora social, quien traería esta vez al niño y quien había accedido a que Tony le hiciera una prueba de ADN en su propia Torre o bueno sería Stephen y JARVIS, después de hablarlo en la noche junto con otras cosas, como el futuro de su relación.

Así que ahora se encontraban sentados en unos de los sillones de la sala de estar, bebiendo solo una taza de café, ya que les resultaba poco apetecible ingerir comida. Stephen suspiro inclinándose para dejar su taza vacía sobre la mesa ratona, inclinado y con las manos entrelazadas enfocó su atención en analizar a su novio, quien sólo sostenía la taza de café con ambas manos, completamente llena. El rostro del castaño parecía impasible e inexpresivo, como sabia a la perfección que siempre hacía cuando no quería demostrar lo que sentía o pensaba. Pero Stephen lo conocía mejor y sabía que cualquier movimiento en falso podría romper la fachada indiferente que, por lo que podía ver desde su lugar, apenas y podía mantener.

—Señor, Doctor Strange, la trabajadora social ha ingresado al edificio, acompañada por una enfermera que trae al niño— dijo JARVIS con una voz sorprendentemente tranquila y suave para ser una IA.

Tony se sobresaltó saliendo de su ensoñación.

—Que suba hasta el ático, JAR— respondió Stephen después de ver que su novio no iba a responder.

—Enseguida, Doctor.

El ingeniero entonces dejó salir la respiración que había estado conteniendo. Stephen con cautela extendió su mano queriendo tomar la contraria y brindar consuelo. Afortunadamente Tony no se apartó y en cambio entrelazo sus dedos en un agarre fuerte, pero tembloroso. Ambos esperaron y cuando el ping característico de las puertas de un ascensor abriéndose resonó por toda la sala, contuvieron la respiración, sintiendo cómo sus corazones golpeaban fuertemente contra su tórax.

—Buen día, Doctor Stark— saludó alegremente la mujer vestida con traje seguida de otra con ropa de enfermera. Con curiosidad centró su atención en Stephen quien se había levantado, seguido del ingeniero— una disculpa, no sé quién es usted.

Strange iba a responder, pero Tony se adelantó.

—Es el Doctor Stephen Strange, mi novio— su voz sonaba ronca y desgastada.

La trabajadora social asintió, saludando cortésmente. Ambas mujeres se sentaron a petición del multimillonario, la enfermera con especial cuidado, maniobrando con practicada facilidad al pequeño bulto que llevaba.

—Tal y como se acordó ayer— inició la trabajadora social con voz profesional— He traído al pequeño Peter, para que pudiera conocerlo y también para que pudiera realizar otra prueba de ADN y confirmar que el niño es suyo.

Tony asintió, sintiendo algo ante la mención del nombre del bebé. Sus ojos se dirigieron inmediatamente al pequeño que balbuceaba y estiraba sus brazos y piernas al verse libre de las mantas.

—El Doctor Strange será el que hará la prueba.

La mujer asintió indicándole a la enfermera que descubriera al niño para revelar su brazo. Siendo esa su señal, Stephen se levantó de su lugar dirigiéndose al pequeño maletín que se encontraba en la mesa y que contenía todo lo necesario para tomar la muestra de sangre. Stephen mostró una sonrisa sincera y ciertamente cariñosa ante el rostro regordete y unos hermosos ojos castaños que seguían cada uno de sus movimientos. Sin poder evitarlo comenzó a hacer comparaciones entre el ingeniero y el niño; tenía su cabello castaño, rebelde y rizado, su nariz y unos ojos que era una copia al carbón del hombre. Stephen sonrió dándose cuenta que este pequeñito, era sin lugar a dudas, el hijo de Tony. Con delicadeza tomó el diminuto brazo, pasó un algodón, preparó la aguja y la jeringa, busco la vena y pincho.

Bebé araña a bordoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora