Un abismo de soledad

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Una cerilla le da vida a un candelabro en medio de un baile de lamentos.Una hoguera sin celebración, sin felicidad.

En los vastos confines de una melodía que suplica clemencia, en una canción de melancolía que apenas es oída.

Los llantos internos tan leves que se camuflan con el alboroto de Ashitar, una aldea que goza de bonanza, donde todo se sabe, donde los secretos salen a la luz, donde los niños ríen con sus juegos al mismo tiempo que palmean y cantan a la orilla del río y los adultos husmean y husmean sin cesar, o, simplemente, si han sido días duros, la taberna les abre las puertas.

Es domingo, pero la tristeza no conoce el significado de descanso para Yago.

1,2,3 la bruja del bosque vendrá

1,2,3 si no te escondes...

1,2,3 pronto todo acabará

1,2,3 ¡Escondeos!

1,2,3,4,5,6,7,8,9,10 ¡Ya!

¡La bruja ha abierto los ojos!

Es todo lo que logra escuchar, juegos de niños, entre la penumbra de su habitación, viviendo en las sombras que lo acogen con amargura y asfixia cualquier rastro de luz entre visillos.

Invadido por la añoranza, preso de sus pensamientos, mientras tan solo escribe, reflejando sus sentimientos en cada palabra, dominando la belleza de su expresión. Sin embargo, reviviendo manchas de su pasado que desea que nunca hubiesen vuelto, una tras de otra y así sumergiéndose en un mar de pesadillas sin poder nadar.

Se levanta de su escritorio con la intención de llegar hacia su ventana, llevando tras de sí un pesado manto de pena. El capricho de un destino que enloquece más y más, a pesar de sus intentos de eludirlo.

El bloqueo le ciega la inspiración, como unas nubes que esconden los destellos del amanecer que despierta con ganas de lucirse, pero termina opacado por la oscuridad. Por más que intenta escribir, simplemente, no puede.

Sin quererlo, sus manos tocan una carta, intacta e impoluta a pesar de haber pasado tantos años ahí, abandonada, a merced de los pequeños insectos que suelen recurrir a un cuarto tan decadente y descuidado, como si también hubiese sido abandonado.

La abre, pues no recuerda cuando la escribió ni a quién iba dirigida viendo el sobre en la que iba empacada. La curiosidad se apega a su razón. Haría cualquier cosa con tal de olvidarse del eco que recorre su ser, un susurro perturbador. un sonido artificial, un sonido de un disparo que lo persigue hasta en su ausencia.

No obstante, es inútil.

Error tras otro error

En el exterior hay un nombre escrito con una letra fina y elegante: "Victoria Frost"

En el interior, dolor. Algo que creía superado, pero igual de persistente.

Para mi único amor, tú, Victoria

Si lees esta carta tan lamentable, es porque he tenido el valor suficiente para enviártela y ahora mismo me estaré muriendo de vergüenza mientras sonríes, pero esto es lo que realmente quiero, quiero verte sonreír, aunque sea mofándote de mí.

Quiero que sepas que cada día invento una excusa absurda solo para verte en la panadería, ya sabes, las que ideo siempre, aunque si te soy sincero, no me gusta el pan, pero a mi perro parece ser que le fascina... Perdón por ser tan obsceno.

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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