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¿Recuerdas la entrada Nr.14 Susi? Sigamos con ella, que el otro día no pude terminarla.
Aun me avergüenza aquel momento ¿Sabes?
Pero necesito escribirlo aquí.
Allí estaba yo...en la cueva. Enamorada perdida de una tela color beige, mi tono favorito.
Y por supuesto, la tela hacía parte del monticulo de prendas rechazada para el episodio que se grabaría al día siguiente. Sin embargo, antes de guardarla y ponerme en marcha hacia la  furgoneta, no pude evitar alzar la tela en alto, apreciarla unos instantes que se hicieron eternos, acercarme al único espejo de cuerpo entero que hay en la cueva, y descansar la prenda en mis hombros. El tacto sedoso haciendo cosquilla en las zonas descubiertas de mi piel.
Entonces imaginé un vestido, hecho a mi medida. Minimalista. Manga larga. Todo beige. Busto holgado. Puede que la cintura fuese diseñada estilo corsé y...
De repente vi a Magda reflejada en el espejo, al fondo. Apoyada en el marco de la puerta, mirandome sin más.
—¡Joder! — recuerdo haber chillado, y casi tirando la tela al suelo.
Despues de Míster perfecto Magda era la segunda en todo el set de grabación en pegarme esos sustos. Tan silenciosa como siempre.

— Pardon Bella. — la inconfundible sonrisa de Magda me tranquilizó un poco. Ella siempre tan picara.— Te veías adorable, por eso me vi incapaz de decirte nada.

— Aja, y ahora yo voy y me lo creo. — ha sido mi respuesta mientras volvía a doblar la tela para no mucho despues meterla encima del monticulo de prendas rechazadas donde pertencía.

Sin embargo, Magda con indiferencia se acercó al monticulo y alcanzó la tela.

— Es bonita —dice, y sin pensarlo dos veces repite mi mismo gesto de antes frente al espejo. — ¿Tanto te gusta ese color, Bella? — me pregunta, su hombro rozando el mio.

Yo asiento con la cabeza.

— ¿Y te gusta ese mismo color en mí? — Ladea la cabeza a un lado, clavandome sus ojos castaños claros.
Y por un instante, un solo maldito instante, entendí perfectamente lo que la gente pensaba de ella:
Magda con tan poco, un vistazo apenas, puede parecerte cruel.

Hay miradas que están predestinadas a ser incomprendidas.

—Me gusta. — respondí, aunque no he sido honesta del todo. El rojo carmesí le sentaba mucho mejor. El mismo tono que a Magda le aborrecía ponerse siempre.

—¡Uhm! — Magda me observó  un largo rato más antes de dar de hombros, y tirar la tela sin doblar sobre el monticulo de prendas rechazadas.

Parecía como si ella supiera perfectamente que yo mentía.

Me habría gustado remediar la situación con ella en aquel instante, pero...todavía me sentía avergonzada de haber sido pillada haciendo de las mías.

Ya sabes como soy Susí...

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Lo sé, Isabella. —Susan cierra la agenda estando de acuerdo con la última parte.

No es algo que Susan haga con asiduidad, pero, algo superior a ella la hizo traer la agenda a casa este fin de semana.

Releer las entradas antiguas de su paciente la trae buenos recuerdos.

Como una medalla, la prueba fehaciente para que las dos sepan de que ha habido un avance.

— No me acordaba de que a Magda Drummond no le gustase el rojo carmesí. — Susan pensó para sus adentros, y por pura curiosidad buscó el nombre de la actriz en google.

"Magda Drummond en 2024"

La carcajada que escapó de Susan hasta espantó a su preciado loro Bilú.

—Dios mio que susto. Dios mio que susto. — El loro empezó a repetir una y otra vez.

—Oh cielos, perdona amor mio. — Susan dejó el móvil a un lado y se acercó a su ave amada. — No ha sido mi intención asustarte.

— Mama, dios mio que susto. Dios mio que susto.

—Si, si. Perdona —Le acarició la cabeza y el pico una y otra vez hasta que Bilú se calmara.

Pero la risa de Susan no se ahogó por demasiado rato.

Madga Drummond...vistiendo rojo carmesí.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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