Piloto

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-Muchas gracias - Sonreí levemente y tomé las bolsas de las compras. Salí de la tienda y giré hacia la derecha para dirigirme a mi departamento.

Siento a alguien detrás de mí mientras camino, así que decido acelerar mi paso.

En el momento en que cruzo cerca de un callejón oscuro, donde hombres estúpidos alcohólicos y drogados se juntan, un mano agarra mi brazo, trato de zafarme mientras grito. Me arroja hacia la pared del callejón y tapa mi mano con unas de sus asquerosas manos.

Su rostro se ve oscuro debido a la poca luz, pero es alto y de cierto modo musculoso. Detrás de él, se ve un hombre que bajo un farol se ve con pelo negro, más alto que yo y un cuerpo menos músculos que el otro.

-Así que, ¿es ella?

-Si, es ella - Responde el que me sostiene - Tiene que acompañarnos, señorita Keefe.

¿Cómo sabe mi apellido?

El tipo comenzó a arrastrarme hacia un auto que se encontraba al costado de la calle. Miré hacia mis alrededores y no había nadie a quién pedir ayuda.

Subí a la fuerza al auto, mientras el otro chico peli negro adelante. Una vez dentro, el hombre músculoso a mi lado reemplazó su mano con un paño con alcohol. Comencé a forcejear y moverme para escapar de él. Por más que gritase, mis auxilios se pedían en el trapo.

•••

Mis ojos dolían tratando de adaptarse a la luz. No sé cuánto tiempo habré estado inconsiente.


Trato de mover mis manos, pero éstas están atadas sobre la silla donde me encuentro sentada.

Una vez despierta del todo, observo mi ropa, para saber si me ocurrió algo terrible. Al darme cuenta que no, levanto mi vista y me encuentro a un hombre alto y flaco sentado frente a mí.

¿Y el?


-¿Quién eres? - Pregunté después de suspirar - ¿Dónde estoy?

El hombre, sonriendo, se recostó sobre su respaldar y abrió sus piernas. LLevaba puesto un traje morado.

-Tu padre es Miguel Keefe, ¿no?

-No has respondido a mis...

-El que hace las preguntas soy yo, niña - Interrumpió.

-Olvídate a que te contesté si me tienen atada y en intriga -acoté.

Frotó sus manos en sus muslos y suspiró. Se levantó de su silla y caminó lentamente, quedandose detras de mi. El miedo me invadió, pero yo seguía con la misma postura.

-Veo que no nos entendemos - escucho detrás de mí.

Siento su mano posarse en mi hombro, y de a poco su pulgar punzando en mi clavícula.

Emito un fuerte quejido y vuelvo a escucharlo.

-Yo pregunto, tu contestas, ¿Entendido?

Asentí rápidamente con mi cabeza hasta que siento que suelta mi hombro.

-Perfecto - Palmea y vuelve a mi vista, sentándose de nuevo frente a mí.

-Hija de Keefe, ¿verdad? - Preguntó nuevamente y asiento - Entonces, ¿Dónde estás escondiendo a tu padre?

-¿Qué? - Me confundí y levanto una ceja - Yo... No sé. No lo veo hace días. No tengo una buena relación con él, así que no sé donde pueda estar.

-Okey - Contestó y se quedó en silencio.

Comencé a tratar de ver a mi alrededor, pero todo estaba oscuro, sólo había una luz iluminándonos.

-Entonces - Volví mi mirada hacia él - ¿Cómo piensas pagarnos?

-¿Perdona? Si tienes negocios con él, deberían de...

-No, niña - Volvió a interrumpirme - No entiendes nada. Tu padre nos robó.

Como me quedé en silencio. Los trabajos de mis padres debería resolverlos él solito.

-¿Acaso no sabías que tu padre trabajaba para la mafia?

Okey, okey, me esperaba de todo menos eso.

-Era cercano al jefe, sabía donde escondía el dinero. Le era fiel, hasta hace unos días que decidió robarnos millones de sericones. El jefe quiere el dinero de vuelta. Así que, ¿Cómo piensas pagar?

¿¡MILLONES DE SERICONES?! A penas consigo pagar cosas de la escuela.

-¿Y si consigo la ubicación de mi padre?

Miró hacia atrás, hacia una esquina. Supongo que debería haber alguien allí.

Emitió un ruido con su boca.

-No podrá ser, el jefe quiere la paga ahora.

-¿Qué pasa si no...?

-La muerte, niña.

-No puedo pagar tanto dinero.

-Entonces, trabajarás para la mafia. Hacen faltas prostitutas, así que...

-No. Absolutamente no.

-Mmm...

Volvió a mirar hacia atrás, y volvió con una sonrisa.

-Aunque... Nos hacen falta gente para el trabajo sucio.

-Acepto.

La Chica de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora