Charla Peripatética en una caminata nocturna imaginaria.

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Hablas de una charla, ¿qué es lo que imaginas? Los últimos meses han sido raros para ti, lo sé. Creíste que podíamos revisar el estado de los vuelos de esas aves industriales; te equivocaste. Ahora quieres dedicarte a lo que la persona que tanto quisiste en el mundo hizo: ser la ley en su estado puro. Si hay un oscuro secreto, creo que puedes compartirlo. ¿En realidad, lo quieres? ¿O es que la idea de vivir de los dibujos animados no funcionó? Con el paso del tiempo mejoras más y más esos trazos; pero sabes que en el fondo quieres que tengan vida, quieres entender aquel más sobre el arte ¿Qué deberías hacer? Piensas que solo estás en esto por el dinero que ganarás por solo leer leyes y defender casos; ¿pero habrá paz o felicidad en ello?

Nuestra charla, tal como una caminata nocturna que hacemos el día a día, empezaría así:

—Gustoso es para mí el análisis de aquella lengua de Castilla que llego a expresar bello gusto, para la gente, del cual te sientes excluido por tu propio exilio, lo ven como algo poco del cual tomar importancia. ¿Recuerdas los tiempos en que esta lengua, inmadura en estudios y en mi ser, la sensación de que escribía en las épocas de Stevenson? — dije, mientras le arqueo una ceja.
— Lo recuerdo tan bien — comentas con una sonrisa aferrada en el orgullo bañado en nostalgia —. Si algo siempre nos hemos caracterizado es no estancarnos nunca con ciertas aficiones que nos gustan — llegas a levantarte de la silla, un acto donde el receptor ya demuestra con su lenguaje corporal que el debate, en su sentido más etimológico, ha dado a fin. Dando así a una reprimenda o un sermón —. Puede que tus momentos de «Conde de Monteblanco» ya no son más que historias de una cantina de mala muerte, donde los trabajadores llenos de cerveza en sus tazas de madera gusten de contarlo en las noches más oscuras.» Eso, sin embargo, acabó. ¿O es que sigues siendo Don Juan Tenorio? ¿Quieres vivir de la sumisión ante la violencia ejercida por tus congéneres y la discriminación de clases en las instituciones como Paco Yunque? ¿Es acaso tu vida una desesperada forma de lograr felicidad por algo tan inocuo y sin sentido como el amor en tiempos de soledad y nihilismo? No, si algo siempre fuiste, amigo mío, es que siempre quisiste destacar en lo que sea. No importaba qué, siempre quisiste hacerlo. Y mira lo que has aprendido y regocija lo nuevo que vas a aprender en esta vida. Sé que fue fuerte lo que pasaste: perder a aquellos que tenían fe en ti y la pérdida de tu sino, son una idea dura de pensar en tu persona. Sé que diste mucho por ella, por lo que te brindó; pero no deberías seguir pensando que es buena idea pensar en que volverá a ser lo que tu idea romántica pensaba que era. Por incredulidad, por miedo y por creer que ser humano es lo mismo que ser idiota, es lo que te llevó a tu propia insatisfacción, y es por eso que las cosas las llevaste a tu propio infierno dentro del cubo en que te encuentras, luchando con esa selva oscura. ¿No es momento de rendirse con ello, sabes? No significa que seguir los pasos de tu padrino lleve a que sigas entendiendo más sobre el arte y expresarlo a todo mundo. Y hablo porque en donde estás escribiendo, aparato con el cual desde niño amaste, te puede brindar muchos beneficios a la hora de entender lo que un sistema y su sociedad moderna no puede hacerlo. No es difícil dar un paso para ser mejor, Monteblanco. Sé que no eres el adolescente que una vez fuimos, amigo. Hay mucho más en esta vida que estás perdiendo por ideas erróneas que los cuadrados de ese espejo te quieren mostrar. Y es importante que en vida haya mejora, porque sé que todo el tiempo estás pendiente de ti y cómo darle paz. Y eso es de admirar «.

— Podemos ser mejores — dijiste, dando fin a tu sermón.

— Esas duchas frías que tomamos en la casa del padre nos dio la voluntad de ser unos poetas, ¡oh, grandioso fue ese día donde la selva oscura pudo darnos la belleza del maravilloso uso del lenguaje que permite la expresión del ser! Si hay algo que mi corazón en esta caminata nocturna que mi imaginación puede brindar, mientras tengo la idea de pasar el pensamiento a un lenguaje tan exquisito como mi lengua, quiero decir que adoro ser yo mismo y cómo hemos destruido los muros que detenían nuestro crecimiento.

Las noches donde las baladas jazzísticas fue nuestro pilar de las caminatas reflexivas, hoy puedo ver con mejores ojos mi amor por ti. Es duro saber que cuando vestía un azul oscuro dentro de mi carne, supe bien que algo dentro de mí no se podía salvar. Ahora, el color carmesí que baña este cuerpo tiene un peso más dentro de lo que somos, no solo por lo que estamos logrando día a día. Las baladas melancólicas no son más que acordes en mi mente en los cuales mis labios, gustosos de poder reproducir en sintonía por la ayuda del esfuerzo y la belleza del propio viento, son más que recuerdos del gustoso gusto a la música.

Charla peripatética en una caminata nocturna imaginaria.Where stories live. Discover now