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CAPÍTULO UNO


NO TODAS LAS HISTORIAS tienen un comienzo espectacular. No todas deben estar protagonizadas por alguien indestructible, alguien que jamás ha conocido la sensación de la lluvia un jueves otoñal a las ocho, alguien que jamás ha llorado por una película de dibujos animados, alguien que vuela, que destaca o que tiene algo que lo convierte en un prodigio. No todas deben tener antagonistas, no todas deben tener una trama dolorosa, intrépida o movida. Las historias pueden ser también gentiles y solemnes, familiares y pausadas, a veces incluso un poco tristes y miserables. Y la protagonista puede ser alguien normal.

A Sunday le gusta pensar en ello mientras rebusca entre la caja de recuerdos oculta debajo de su cama. No la suele abrir, no le gusta mucho hacerlo, tal vez solamente para lanzar algún nuevo recuerdo que quedará sepultado bajo su colchón hasta que limpie su habitación otra vez y su escoba choque con el cartón al barrer el suelo. Pero ahora sus manos acarician cartas y postales, mensajes que desean buena suerte y entradas de cine o conciertos. Ella lo ha guardado todo durante sus últimos nueve años de vida, porque como dice su madre; nunca se sabe.

Sunday es dolorosamente común. Con su bonito pelo castaño y ojos marrones, sus buenas notas guardadas en el cajón de su escritorio y su pared decorada con fotografías de todos aquellos cantantes que le gustan. Tiene una vida tranquila en la isla de Creta. Su padre y su madre están abajo sentados en el sofá, y ella lo sabe porque le llega el sonido de la televisión; una señora hablando de una nueva manifestación en el centro de Londres puede ser escuchada. Sunday respira, y lo sabe hacer muy bien porque lo lleva haciendo toda su vida, y ella adora reconocerlo en su cabeza, como si se tratase de una clase de mérito. Porque están aquellos que respiran, aquellos que lo hacen sin querer hacerlo, aquellos que apenas pueden hacerlo, y aquellos que ya no lo hacen en lo absoluto. Respirar y vivir es un mérito, piensa ella.

Sus dedos se topan con una fotografía en el fondo de la caja de cartón, y Sunday admite que su mano tiembla un poco mientras la pone en alto para verla mejor, porque recordar situaciones tristes o traumáticas del pasado no suele ser de gusto para muchas personas, incluyéndola a ella. Sus grandes ojos marrones viajan por toda la fotografía plastificada, y inconscientemente frunce el ceño y muerde su labio inferior levemente. Su padre, su madre y ella están sonriendo, hace seis años, cuando Sunday solamente tenía trece años, en la isla de Naxos. Y su mente no puede evitar viajar al pasado.

Aquel día hacía buen tiempo, Sunday lo podía sentir. El Sol colándose por los poros de su cara y sus párpados cerrados, recibiendo el calor sobre la piel clara que le cubría el cuerpo. Su madre se había comprado una botella de agua, y estaba hablando en inglés con su padre. El bus estaba estacionado a poca lejanía de ellos.

Había gente de todos sitios en ese lugar; asiáticos, americanos, europeos. De todo. Sunday ni siquiera sabía qué tan importante eran un par de ruinas mal colocadas en medio de una de las Islas Cícladas. El guía hablaba, diciendo que cuidado con las rocas salientes y que aquel era el templo de Deméter, conocido como Templo de Sangri.

—No te enfades, pero te he dicho mil veces que a mí ese tipo de hoteles no me gustan, Emma.—Escuchó a su padre decirle a su madre.

—Bueno, pues la próxima vez lo reservas tú.—Respondió ella.

—¡Chicos, por aquí, vamos!.—El guía hizo gestos con los brazos.

—No quiero pelearme aquí.—Dijo su padre.

—Pues parece que es lo que quieres, Julian.—Bufó ella.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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BALLAD OF BROKEN BONES - JASON TODDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora