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—La tarea tiene un total de treinta puntos, Zoro ¡Treinta puntos! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Exacto! Que no te dejaré ir de fiesta ni mucho tomar este fin de semana, hasta que terminemos la tarea. — dijo Luffy realizando movimientos con sus manos a cada palabra que decía. Rodeé los ojos.

Luffy siempre ha sido tan perfecto. Me refiero a perfeccionista.

No sé...

Creo que su nombre correcto es "Luffy las cosas tienen que salir perfectas o te castro."

—Que dramático — mascullé.

Ambos continuamos andando hacia mi carro por el estacionamiento de la escuela. Había muchas personas y eso era algo que detestaba. El día simplemente había cursado con naturalidad. Nada nuevo. Sólo ese maldito trabajo de ciencias.

—¡Yo no soy dramático! Lo que pasa es que me preocupo por nuestra calificación. Además no te dejaré reprobar. Si repruebas me quedare solo y sin amigos. No dejaré que te alejen de mi — sonreí y pellizque su mejilla blanquecina.

—¡Que lindo eres, Lu! Yo también te quiero — dije sin dejar de apretar mejilla ahora roja. Luffy quito mi mano de su cara e hizo una mueca.

—No te burles imbecil. Hablo enserio, no me puedes dejar — habló con seriedad. Aunque en realidad la seriedad y Luffy se conocen muy poco. Reí.

—Tranquilo, todo estará bien — dije.

Aunque muy seguro no estoy.

Tengo que alistarme en todas las asignaturas para no ir a título. ¿Cómo pretendo sacar un diez en dos cortas semanas, si no lo saqué en un semestre entero?

—Lo dices como si todo fuera a estar bien — musculló. Sonreí. Luffy puede ser muy pesimista. Pero es mi amigo y lo quiero.

—¿Quieres cerrar tu boquita ya? — reproché. Luffy rodó sus ojos negros dándome la victoria de la conversación.

Narra Luffy.

—Yo haré la investigación, el reporte y todo lo que tenga que ver con hacer el trabajo correctamente y tu... Tu puedes dibujar y transcribir — dije sacando los libros y los cuadernos para comenzar a trabajar.  me miró y alzó sus cejas.

—Siempre me dejas lo estúpido — se quejó.

—Cada quien hace lo que puede — dije. Zoro negó con la cabeza y yo no pude evitar soltar una carcajada.

—Puedo aunque sea hacer un resumen o algo así esta vez...— Sugirió. Recargo sus brazos en el respaldo de la silla, tensando los músculos de sus brazos. Yo estaba sentado en el comedor y él de pie.

—¿Sabes cómo? — cuestione curioso. Es decir... Es Zoro, a él háblale de sexo y alcohol y te entenderá, no de las ciencias fácticas porque te ignorará.

—Sí. — dijo obvio. Sonreí con burla y mirándolo con incredulidad — Sé hacer muchas cosas que tu no sabes — remarcó al ver mi expresión.

—¿Ah sí? ¿Cómo pensar y respirar al mismo tiempo? Tranquilo, no agotes fuerzas — me burlé. Zoro entrecerró sus ojos y me fulminó con la mirada. Reí.

—Conoces sólo el 80% de Zoro — murmuró con misterio y superioridad.

—Tenemos 6 años de amigos, imbécil. Te conozco hasta los huevos — dije con obviedad. Zoro sonrió y soltó una enorme carcajada, pero luego negó.

—Mis huevos son parte del 80%

— ¿Qué hay del otro 20%? — cuestione con una ceja alzada. Zoro sonrió de una manera extraña, fue casi una sonrisa depredadora, además sus ojos parecieron tomar una tonalidad más oscura.

—El 20% no interesa — murmuró.

—Pero soy tu mejor amigo, me interesa — dije fingiendo indignación.

—Tal vez algún día lo sepas — murmuró. Suspiré.

—¡¿Tienes un secreto y no habías dicho nada?! — exclame sorprendido —¡Mierda, Zoro! Tu sabes todo de mi, es injusto — Zoro se encogió de hombros con su sonrisa habitual, sus ojos cerrados formando dos finas media lunas.

Sí... Mi amigo tiene una linda sonrisa.

—No es un secreto... Es más... Una reservación... Personal, sólo para mi y... Nadie más... Que yo.

—Lo que acabas de decir no tuvo mucho sentido — aseguré con el entrecejo fruncido. Zoro sonrió.

—Como sea... Algún día lo sabrás.

—¿Y por qué no ahora? Yo quiero saberlo ahora — exigí. Zoro sonrió ampliamente, tal cual alguien ocultando algo, pero no estaba seguro de qué.

—¿Te quedarás esta noche?— me preguntó intentando desviarme del tema.

—No intentes pasarme, Roronoa — advertí. Zoro sonrió.

— Oye ¡Cálmate! No es la gran cosa — se excusó. Lo miré con las cejas alzadas.

—¿No es la gran cosa? Vaya que tienes razón ¡Es la cosa grande!— dije. Zoro rió.

—Lo que acabas de decir no tuvo mucho sentido — repitió mis palabras.

—Deja de usar mis palabras para atacarme — Zoro se sentó en la silla que estaba junto a mi y tomó uno de mis cuadernos y una pluma.

—¿De qué páginas hago el resumen?

—Es secreto.— dije fingiendo enojo. Zoro alzó la vista y me miró serio. Pero una sonrisa graciosa se pintó en sus labios.

—Se supone que debo rogarte ¿O?...

—No. Se supone que debes decirme ti secreto.

—Luffy, vamos... deja tu necedad — dijo soltando un suspiro.

—Tú deja la tuya.

—¿Por qué? Es mía.

—Si te la robo será mía.

—Si evitó que me la robes seguirá siendo mía.

—Pero si... ¡Ah, ya! Tu me haces ser estúpido — me quejé, poniendo mis manos en mi cabeza y sintiendo como la risa de Zoro inundaba la habitación.

—Estúpido naciste. Ahora dime las páginas.

—Ya te dije que es secreto.

—Tú no tienes secretos, Luffy — dijo con obviedad.

—Sólo conoces el 80% de Luffy — lo arremedé. Zoro rió.

—¿Y por qué sé que el otro 20% se basa en comida y golosinas?

—Es para cubrir la verdad. Soy todo un misterio — dije. ¿A quién engaño? Soy un maldito libro abierto. No, soy una revista. Sí, eso es mejor.

—¿Tú? ¿Un misterio?

—Muy misterioso.

—Un misterio muy misterioso que me sé al derecho y al revés. Ahora dame el puto libro y pongámonos a trabajar.

Espero les esté gustando!

Sexomania - ZoluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora