Welcome!

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No lo sabias, juras que no lo sabias... ¿Como habías llegado tan lejos?.

Miraste tu pecho, este subía y bajaba frenéticamente, estabas con mucho cansancio y por supuesto con los pelos erizados. Pues claro casi no alcanzaste a esconderte de ese horrible monstruo recorre pasillos. Y ni hablar de los otros peligros que esquivaste antes de eso.

—Hermano... —soltaste en un hilo de voz, el nudo en tu garganta te asfixiaba. Te apoyaste en la pared más cercana, tratando de calmar tu respiración.

—Pss... —un sonido bajo, casi imperceptible.

No lo escuchaste, tu respiración era lo único que resonaba en tu cabeza.

—Por aquí... —insistió la voz, más clara.

Por fin te diste cuenta de esa voz, miraste con la mirada algo borrosa a tu alrededor, y divisaste un conducto de ventilación, como odiabas esos conductos, esas cosas eran la red perfecta para que esos grandes peces te atrapen.

Gruñiste, con las pocas fuerzas que tenías te levantaste, antes de entrar al conducto te pusiste al lado y escuchaste por la pared, no vaya a ser una entrada falsa.

Nada...

parecía... Extrañamente seguro.

Tragaste salva, miraste alrededor, la única puerta parecía estar estropeada por las chispas que salían de esta.

Con resignación te agachaste y fuiste por el conducto. Al otro lado no tardaste en ver luz. Tu corazón previamente exaltado volvió a latir solo un poco más rápido, los nervios de que una nueva criatura aparezca se hacían más grandes con cada segundo que pasaba, miles de posibilidades, y la mayoría terminaba con tu muerte. Fue tanta la preocupación tuya que te levantaste por inercia antes de tiempo chocando tu cabeza con la parte superior del conducto.

—¡Ahg! —chillaste cubriendo tu cabeza con tus manos como si eso pudiera amenizar el dolor, si, fue un simple choque, pero combinado con el dolor de cabeza del estrés fue peor aún.

—Auch- una voz... -Talves... Deberías... No sé, tratar de poner más atención al camino... —una voz, humana, pero sarcástica, te sobresaltó.

Miraste hacia arriba y...

Tu cuerpo se congeló. El miedo te paralizó al ver su cola moverse tras él. Esa criatura no era como las otras, no gruñía ni gritaba, ni tenía la mirada vacía de los monstruos que habías visto antes. Era... alguien, o algo, diferente.

Intentaste gritar, pero nada salió de tu garganta, solo un suspiro tembloroso. El ser alzó una ceja, su expresión entre la diversión y el hastío. Al ver tu expresión la criatura levantó una ceja

—pero... talvez pido demasiado... —murmuró—. Es decir... De todo tu grupito tu fuiste la más desastrosa, por no decir ruidosa.

Te miró, con una sonrisa burlona que te enfurecía y aterrorizaba a partes iguales. Entonces empezaste a retroceder, y mientras lo hacías no le quitaste la mirada hasta que rápidamente te agachaste tratando de esconderte entre los pocos muebles, haciendo un desastre.

—¡Hey! ¡cuidado con mis cosas, pequeña rata!—. Con su mano trató de alcanzarte, pero tal y como dijo, te escabullías como un roedor bajo lo que te encontrabas. En eso divisaste el conducto por el cual entraste. No lo pensaste y fuiste hacia él, pero chocaste súbitamente contra la cola de pez que al parecer tenía esta criatura.

El choque te hizo retroceder, veías borroso nuevamente. Durante ese lapso de tiempo solo pudiste sentir como algo tomaba tu brazo y te levantaba del suelo. Reaccionaste tan rápido como pudiste y trataste de zafarte arañando la mano del contrario,

My Client (Sebastian x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora