No más

219 28 7
                                    

La vuelta a la tienda después de tu encuentro con Painter fue... incómoda, pero lo realmente desconcertante fue la reacción de Sebastián cuando al fin apareció. No se encontraba en su rincón habitual, ni tenía esa actitud desafiante que a veces resultaba hasta familiar, eso te ponía hasta... triste.

Lo peor vino al tercer día: despertaste y volteaste a esa parte de la habitación percatandote de la presencia de Sebastián, nuevamente leía y yacía en su rincón pero su mirada... su mirada, dura como el hierro, parecía tener un desprecio contenido que ni entendías ni habías esperado.

"¿Por un abrazo...?" te preguntaste con incredulidad, recordando que ni siquiera fuiste tú quien lo dio. Intentaste romper el silencio incómodo con una pequeña tos, buscando desviar la tensión, pero solo lograste que Sebastián te lanzara una mirada llena de molestia, como si cada pequeño gesto tuyo lo irritara más.

Rápidamente regresaste tu mirada a tu bolso por lo aterradora que se tornó su mirada. - Uhm... Eso es todo- murmuraste más para ti y cerraste tu bolso. Sin darte cuenta Sebastián había regresado a lo suyo, te quisiste despedir, pero te pareció mejor idea no hacerlo.

Al salir de la tienda soltaste un largo suspiro, ese ambiente sí que hacía tensar el cuerpo.

En el camino a la sala de Painter, notaste que los monstruos eran algo predecibles y habías aprendido sus patrones, incluso el de Pandemonium, y aunque cada paso requería sigilo, la ruta ya no era un misterio y eso te hacía sentir más confiada. Al llegar, Painter te recibió con una alegría vibrante, su monitor parpadeando con un entusiasmo casi infantil. Al menos aquí alguien parecía alegrarse de verte. Aunque su modo fuera extraño.

-¡Es bueno verte nuevamente! Parece que ya puedes llegar sin complicaciones -dijo, con una chispa en su pantalla.

-Sí, bueno, ya me voy acostumbrando -contestaste, dejándote caer en el suelo para descansar un poco.

-¡Excelente! Así puedo mostrarte los videos divertidos que grabo de la gente. Es sorprendente lo rápido que se mueren -soltó una carcajada mientras en su monitor comenzaban a desfilar imágenes grotescas: personas atrapadas por los monstruos, disparadas, cayendo sin remedio en abismos.

-No... no, ya basta, por favor -murmuraste, evitando mirar, sintiendo que cada escena dejaba un peso en tu pecho. Painter pausó el video.

-Oh, vamos. Quizás si ves lo suficiente hasta le encuentres la gracia -insistió, su monitor parpadeando con una burla que te resultaba incómodamente familiar.

-Mira... ya vine dos veces, y todavía no me hablas de Sebastián -cambiaste de tema, tratando de disipar el ambiente opresivo.

La IA hizo una pausa, el monitor apagado por un momento, como si deliberadamente se ocultara detrás del video.

-¿Intentas esconderlo? -presionaste, tratando de alcanzar algún nivel de sinceridad.

-No... no exactamente -contestó, el monitor encendiendo solo con estática, como si buscara otra cosa que mostrar-. Es solo que hay temas más interesantes que... ese. Como... ¿te conté que logré actualizar el sistema operativo aquí? ¡Es como quitarse algo apretado y cambiarlo por algo más suave! O al menos, eso imagino. Nunca usé ropa en realidad.

-No era ese el trato. No acordamos encontrar un buen tema de conversación -reprochaste.

La máquina suspiró, casi como si pudiera replicar una emoción humana.

-Tienes razón... -murmuró-. Es solo que el historial de Sebastián aquí no es exactamente... cómodo. Para ustedes, los humanos, es un tema que suele... repeler. Y... yo no quiero dejar de tener compañía. Aunque seas menos escandalosa, es casi tan divertido como ver caer a otros en sus peores muertes. Pensé que si te mostraba estos videos primero, tal vez podrías... procesar la historia de Sebastián de una forma diferente.

My Client (Sebastian x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora