El beso (1)

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Eran las 5:30 am, el frio cuerpo de Leonid se levantaba por las bajas temperaturas de Moscú, Rusia. Su alarma sonaba repetitivamente, no aguanto el irritante sonido y la pateó. 

Dejándola caer al suelo junto a un estruendoso ruido, se paro a regañadientes y paso al lado del despertador hecho pedazos. Fue directo al baño, se lavo la cara y los dientes, después entro a la ducha, demorando 20 minutos en bañarse.

Salió del baño y se alistó, ese día era especial, era un domingo. Un día en el que podría mandar a la mierda a sus jefes, porque era su descanso de la semana. 

Caminó hacia la cocina y preparó un desayuno simple, 2 tostadas, huevo y café. 

Cuando terminó su comida se fue hacia la sala, puso sus dos pies con pantuflas encima del sofá y empezó a ver la tele. 

Estaba viendo una serie interesante, que le había salido en recomendaciones de la plataforma "Tiktok", hasta que algo irrumpió su atención. Dos disparos sonaron en su puerta, se escondió meticulosamente usando una estrategia que él había aprendido en sus entrenamientos de joven.

Abrió la puerta y puso cara de decepcionado, pensó que era algo más grave, pero solo era Dimitry jugándole una broma de mal gusto.

—Pensé que era alguien importante, no un morocho de casi dos metros jugando con una pistola como un niño pequeño—Menciono un pelirrojo despreocupado.

—Claro que soy alguien importante Leonid—dijo con una voz seductora.

—No pongas esa voz, me da bastante gracia como intentas seducirme—hablo partiéndose de risa.

—A mi no me parece gracioso, zanahoria—dijo cruzando los brazos.

—Pues a mi si Dimitry-susurro Leonid con seguridad, mientras posaba uno de sus dedos con delicadeza en los labios del moreno.

—Bueno, ¿para qué viniste a mi casa?—preguntó el pelirrojo quitando el dedo y cruzando sus brazos.

Dimitry se había quedado perplejo, nunca creyó presenciar ese tipo de tratos de parte de ese frío hombre. Desde el primer instante que lo vio pensó "Seguro es como cualquier mafioso ruso, frío y extremadamente homofóbico". 

El moreno desde adolescente, nunca acepto su orientación, siempre trataba de negarlo. Pero sabía que llegaría algún momento en el que tendría que admitirlo.

—Solo quería saber como te encontrabas—dijo Dimitry bastante nervioso.

—¿Enserio para esa mierda?, para eso mejor me hubieras escrito, para algo existen los aparatos electrónicos.—

—Aparte, también quería hablar sobre el trato—dijo todavía con los brazos entrelazados.

—Hasta cuando con eso, ya te dije que no, y no es no—

—Por favor, necesito que me ayudes solo con eso, y te prometo que no te molestare más. Hasta incluso desapareceré de tu vida—rogo, claramente mintiendo con lo último.

—Tendría que planear algo realmente riguroso, ¿por qué quieres matar al abogado?—

—Esta llevando a mi primo por el mal camino, ¡el no era así antes!— Exclamó expresando su rabia hacia Jung Lee-won.

—Que tal si mejor dejas que tu primo se divierta, quizás el lo incentivo—

—El zar nunca haría eso, a un Sergeyev no le gustan los hombres—

—Pero a tu primo si—dijo Leonid riéndose. 

Dimitry empezó a recapacitar sobre lo que estaba haciendo, a el también en el fondo le gustaban los hombres, pero no lo aceptaba.

Mientras el moreno reflexionaba, el pelirrojo se servía un vaso de agua para poder hablar más claramente.

Dimitry observaba la fría elegancia del apartamento de Leonid mientras su mente giraba en torno a la conversación que acababan de tener.

La luz del amanecer, que se filtraba a través de las cortinas pesadas, acentuaba la atmósfera de aislamiento que el apartamento parecía proyectar.

 Cada rincón del lugar mostraba un sentido de orden casi militar, reflejo de la meticulosidad que Leonid aplicaba a cada aspecto de su vida.

Leonid, con una actitud relajada y algo burlona, se recargó en el sofá mientras tomaba un sorbo de su agua.

Sabía que Dimitry estaba en un estado de confusión y conflicto interno, y ese no era un momento para presionar más de lo necesario.

En lugar de eso, optó por mantener una actitud despreocupada, como si el asunto no tuviera la gravedad que Dimitry parecía atribuirle.

—Lo intentare, solo porque eres un cliente especial—dijo Leonid

En ese momento a Dimitry se le cambió por completo la expresión, paso de serio a feliz en unos instantes.

Sin querer, el moreno termino abrazando al pelirrojo, a lo que Leonid le correspondió nervioso.

—Perdón, se me escapo...—

—No te preocupes Dimitry, un abrazo no es tan malo. Hace bastante tiempo no me dan uno—

—Pues me alegra haber sido esa persona Leonid—dijo el moreno.

—¿Por qué parece que me estas coqueteando desde hace tiempo?, déjame tranquilo hombre—

—Es que me da mucha gracia como una zanahoria se convierte en un tomate—dijo Dimitry sonriendo.

—Cierra la boca Dimitry—

—No quiero, ¿tienes algún problema con eso?—

—Cállate o yo lo hare por ti—

—Cállame—dijo Dimitry acercándose a la cara del pelirrojo.

El ambiente en la habitación cambió. Los dos hombres se miraban fijamente, la tensión palpable entre ellos.

Dimitry, sintiendo una mezcla de confusión y deseo reprimido, comenzó a cuestionar su propia reacción. Sin pensar demasiado, se inclinó hacia adelante, sus labios encontrando los de Leonid en un beso repentino y apasionado.

El beso fue intenso y sorprendente, un choque de emociones contenidas. Leonid, inicialmente sorprendido, respondió con igual fervor, sus manos deslizando por la espalda de Dimitry.

La sensación de calor en medio del frío invernal parecía encender algo que había estado dormido en ambos.

Cuando finalmente se separaron, ambos hombres respiraban con dificultad, sus rostros aún cerca. La sorpresa en los ojos de Dimitry se mezclaba con una sensación de liberación y arrepentimiento.

Leonid, con una expresión de asombro y comprensión, miró a Dimitry fijamente.

—¿Qué fue eso?— preguntó Dimitry, su voz temblando ligeramente mientras se apartaba.

—No lo sé— respondió Leonid, tratando de recuperar la compostura.

—Sí— dijo Dimitry, con una mezcla de duda y esperanza en su mirada. —Quizás eso fue un error, o tal vez fue lo que necesitábamos para entendernos mejor—

Leonid asintió lentamente, la tensión en el aire aún palpable. Sabían que había más en juego ahora, no solo en términos de negocios, sino en sus propias vidas y sentimientos. 

Sin embargo, el beso había abierto una puerta a nuevas posibilidades, una que ninguno de los dos había anticipado.




Fin del primer capitulo :)

Gracias por su apoyo, perdón por hacerlos esperar tanto tiempo.











"Entre la Guerra y el Deseo" | Dimitry y LeonidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora