Ⅲ Interesantes

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Universidad de Tokio.

No podía mover ni un dedo, estaba como estatua, quieto. Viendo la universidad frente a él sin decir ni una palabra.

A Nahoya Kawata le fastidiaba demasiado tener que estar ahí.

Souya estaba estacionando su moto, acomodando su casco para que no le molestara el resto del día. Volteó a ver a su hermano; lo conocía tan bien que sabía lo que iba a decir.

-¿Y si solo me consigo un sugar? dijo Nahoya.

-"¿Y si solo le consigo un sugar?" repitió Souya, anticipándose.

-...Deja de leer mis pensamientos, Souya. -Nahoya bajó de la moto y acomodó su casco.

-Perdón, hermano, pero ya te conozco tan bien. No por nada somos gemelos. -Se acercó y le dio un golpe en la frente, comenzando a caminar hacia la entrada de la universidad.

-Mmm, odio estar aquí. En serio, sería más fácil ponerle el culo a un millonario y listo, vida resuelta.- Caminaba lentamente, siguiendo a su hermano. No conocía en absoluto los edificios.

-Si, sería más fácil, pero prefiero depender de mí mismo. Y también quiero que tú hagas lo mismo.

-Pareces una mamá planeando el futuro de su hijo jaja.-

-No exactamente, pero quién sabe. Algún día puede que aburras a la persona con la que tienes relaciones, tal como lo haces a menudo y listo, te deja de dar dinero.

-Mmm, igual, la carrera que elegi no está mal. Mecánica automotriz, mi especialidad.

-No quiero oirte quejarte luego cuando veas todas las materias. Te advertí que esa carrera era dura.

-No va a ser así. Cuando tenga esos 100 en las materias, te los presumiré en la cara.

Una vez que entraron al edificio de la universidad, Sou guió a su hermano al salón que le tocaba, luego de esto, él corrío hacia el suyo. Llegaba tardísimo.

Nahoya respiró lo más profundo que pudo, dio lo mejor de su característica sonrisa y abrió la puerta del salón. Lo primero que vio fue a su maestra, luego a todo el salón.

-Tome asiento, señor. No quiero interrupciones en mi clase.

Nahoya le jodía las maestras amargadas.
Hizo lo que se le ordenó, solo por Souya, si no, ya le habría contestado mal.

-¿Cómo que "señor"? Vieja puta.- pensó, la primera interacción y ya odiaba a su maestra.

Tomo asiento en la primera silla desocupada que vió y sobre todo alejada de esa maestra.
Solo había una persona al lado de él pero ni atención le puso.

Pasaron los minutos y Nahoya estaba haciendo su mejor esfuerzo por no dormirse. Odiaba las clases, sobre todo cuando solo hablaban y hablaban.
Cabeceando cada segundo, con los párpados pesados, estaba muriendo de sueño y necesitaba algo que lo despertara inmediatamente.

Mientras que luchaba internamente contra el sueño, siente como una respiración en su oreja, era el chico a la par suya, se acercó y él no se dio cuenta. Seguido, este chico le susurra algo al oído.

-No te duermas, pelo de melocotón.

Volteó desconcertado. Era un chico de trenzas bicolores, rubias y negras, con el codo en la mesa y la mano sosteniendo su cabeza.
Nahoya no hizo nada más que analizarlo, no podía hacer más. Las cejas de tal chico eran rubias, llevaba aretes redondos en cada oreja, no paraba de mirarlo.
Una mirada que intimidaba a cualquiera y peor con esos ojos violetas puro que resaltaban aún más con su sonrisa arrogante.

Amor? Que Es Eso? -Ranley- ( En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora