eight.

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nessa

—SE QUE NO ERA LO QUE esperabas que te contara, avisara, pero me voy en un día, tenía que decírtelo hoy o ya estando allá. —tomé las manos de Héctor.

—¿Tomaste esta decisión hace cuanto? ¿Desde que estabas allá? ¿Por qué entonces aceptaste empezar a salir conmigo?

—Ya te lo dije, apenas ayer mis papás tomaron esa decisión. —repetí por segunda ocasión. —No digo que tenemos que seguir intentándolo, porque ¿qué vamos a intentar a distancia?

—Entonces hasta aquí. —soltó mi agarre.

—Pues hasta aquí llegó esto. —suspiré. —No quiero que haya malos entendidos entre nosotros, siempre, hace un mes que somos amigos y eres importante para mí.

—Claro, eso sí. Seguimos siendo amigos. —sonrió. —¿Pau lo sabe?

—Solamente tú, Irene, Martina, Aurora y Gavi. Irán al aeropuerto a dejarme, puedes ir también.

—Veré si puedo ir... —rascó su nuca.

Empezó a generarse un silencio algo raro para seguir en esta situación, así que hablé. —Creo que... mmm... mejor me voy.

—Sí, te acompaño a la puerta. Gracias por haber venido a cenar.

—Dile a tus papás que muchas gracias por la invitación y que la cena estuvo deliciosa. Ah y que espero verlos pronto. —sonreí triste.

—Lo haré, Nini. —dejó un beso en cada mejilla y de ahí empecé a caminar.

Pediría un taxi, no le diría que me llevara después de un «entonces hasta aquí». Se viene una larga temporada de emociones.

Media hora, media hora para mi vuelo y el no llegaba.

—¿Se le habrá hecho tarde? —pregunté con esperanza.

—Nessa... —Cubarsí me abrazó. —No esperes más, no vendrá. Lo conozco muy bien. Se que aunque no tuvieron algo muy largo ni algo serio, se quieren, pero deben de dejarse ir, no les hará bien.

Mis lágrimas empezaron a salir en el pecho de mi -casi- mejor amigo. El solo me acariciaba el cabello. Irene, y Gavi me veían con algo de pena y tristeza. Solo a ellos -y a Martina- les conté que me iría. ¿De qué me serviría que los demás supieran?

—Nena, ya no llores. —dio un beso en mi frente. —Llámame en cuanto llegues. Voy a cagar a Héctor Fort en cuanto lo vea.

—Ya no lloro, y prometo llamarte cuando llegue allá, aunque sean las dos de la mañana aquí y tengas que pararte temprano para entrenar. —lo abracé más fuerte.

Tras la media hora estaba ya en el avión, soltando una que otra lágrima de vez en cuando. Mi papá dormía, sería un vuelo algo largo. Tenía el teléfono en modo avión no me llegaba ni una sola notificación, estrés total eso.

fort

—Esto es de vida o muerte Balde, no puedes decidir de un momento a otro a ir por un maldito café. —regañaba. —Que sepas que si se fue y no me vuelve a hablar, es todo tu culpa y no te vuelvo a dirigir una sola palabra.

—Mínimo ya le llevas las flores.

—¿Y si ya no está? —pregunté.

—Se las das a Sarah, a Mae o a la nueva, Mia. —sugirió. —Que no llegan a tu casa ni a muerte con este calor.

Pff, eres un asco de humano, Alejandro.

Más tarde, cómo cincuenta minutos estaba en el aeropuerto. Busqué la puerta de embarque a la que Nessa tenía que ir por lo que me dijo Pau. Y ya no estaba, cómo era de esperarse. Si me hubiera ido en mi auto... esto sería diferente.

—No esta... —susurre y Balde solo me dio unas palmadas en la espalda mostrando su apoyo. —Ahora sí que la perdí sin haberla tenido.

—Real. —lo vi mal. —Solo digo verdades.

—Que no son necesarias. Deberías de decirme que le escriba... claro, le voy a explicar que sucedió.

«0:31 seconds audio»
Nini, bonita... yo... yo si llegué
estoy en el aeropuerto pero todo es
culpa de él maravilloso Balde.
Aunque las cosas no acabaron mal pudieron
acabar mejor.
Te quiero, te quiero mucho Nessa.
Pero tengo miedo, me da miedo que la
distancia que ahora nos está separando
haga que esto que tenemos, teníamos, acabara. Pero acabé con ello antes de descubrirlo.
Lo siento de verdad, en cuanto escuches esto
avísame. Tú y yo always and forever.

Estas haciendo bien, lo siento hermano. —dijo Balde algo arrepentido. —Vamos ahora al entrenamiento.

—Te cago, Héctor. —llegó molesto Pau. —¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué no llegaste?

—Claro que llegué.

—Sí, claro. Llegaste con unas flores para otra, para Mia, que es mayor que tú y recién sales de algo.

—Igual no fue algo serio. —dije restándole un poco de importancia.

—Te comportas como el inmaduro que eres. —me agarró de la camiseta.

—Pau, ya, deja a Héctor. —apareció Lamine. —Ostia que te vi llegando con unas flores para Mia. ¿Qué tú no estabas con Nessa?

Pau me soltó, me fulminó con la mirada y se fue con los demás.

—Es que esas flores eran para Nessa. —expliqué. —Pero no llegué a tiempo, ella ya se fue.

—¿Qué?

—¿Qué?

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se vienen cositas

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se vienen cositas.

𝐑𝐄𝐏𝐔𝐓𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 -H. Fort ★𓆚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora