"¿Acaso soy solo un juguete para tí, mi rey?"
"¿Qué te hace pensar que eres tan importante?"
Un omega indefenso en los brazos de un rey estoico jamás podría alcanzar la felicidad que anhelaba.
Sus únicas opciones eran lograr cambiar el corazón de...
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⏤ Y esta será su habitación.
El ambiente incómodo se percibía a kilómetros de distancia, sin embargo me permití ser egoísta y aceptar que me mostrara el castillo en cuanto se recompuso de su reverencia.
Casi solté una risa cuando noté su gesto mínimamente irritado por la petición hecha por su padre, supe lo mucho que se había contenido para negarse con tono áspero e irse. En lugar de eso, recibí un "sería un placer" y para cuando me di cuenta ya estaba siguiéndolo.
Pasó alrededor de una hora o más, no había aprendido casi nada de las instalaciones, solo me perdía en su voz y expresión molesta, aquella que creía esconder pero se dejaba ver cada vez que giraba en alguna esquina.
Quedé maravillado con su elegancia al caminar y delicadeza para referirse a los sirvientes, hasta ahora, la única imagen de un alfa que había tenido era la de mi padre, pues los sirvientes estaban conformados por omegas y betas, la clase más fuerte eran los que se llevaban el título de caballeros, era por su increíble fuerza y el don de tener la "voz de mando", nunca lo comprobé, no tenía permitido acercarme a los campos de entrenamiento.
⏤ Si tiene alguna molestia sobre el lugar puede avisarle a una sirvienta, yo me tengo que ir ahora, luego nos-
⏤ ¿Por qué?
En cuanto fui consciente de las palabras que emití me sorprendí y me apresuré a cubrir mi boca. Tal vez me alarmé un poco al notar que se iba y quise pensar en una excusa para mantenerlo cerca, mas no pensé que murmuraría aquello que pensaba de manera involuntaria.
⏤ ¿Por qué... qué? ⏤ me preguntó el príncipe, levantando una de sus cejas y mirándome con extrañeza.
Sentí como la vergüenza me coloreaba las mejillas y traté de ocultarlo al agachar el rostro, fijando mi vista en el suelo y apretando la tela de mis pantalones entre mis dedos mientras trataba de pensar en una respuesta coherente.
Entonces unos zapatos pulcros entraron a mi campo de visión y lo siguiente que supe fue que su mano tomó delicadamente mi mentón y me obligó a levantar la mirada para verle.
Podía jurar que perdí el aliento por esos eternos segundos en los que sus ojos se conectaron con los míos, sintiéndome cautivado por su mirada fría como la nieve a mitad del invierno, congelando mi ser en su presencia y teniéndome a su merced.
⏤ Alteza ⏤ Fruncí el gesto un poco, no estaba acostumbrado a ese título ⏤ no baje la cabeza.
⏤ Discúlpeme usted, al ser su omega prometido me es imposible no sentir que debo mostrarle sumisión.
Mis palabras parecieron disgustarle, pues su entrecejo se frunció por una fracción de segundo y luego suspiró.
⏤ Podrá ser omega pero sobre eso es mi prometido, no debe mostrarse tan vulnerable ante un alfa, ¿acaso no le enseñaron eso? ⏤ espetó soltando mi mentón e inclinándose sobre mí, obligándome a retroceder torpemente ⏤ hasta pareciera que me tuviera miedo.
