Hace mucho tiempo, los dioses decidieron reunirse en Teotihuacan para crear el universo ofreciendo su propia vida en sacrificio. Deidades como Huitzilopochtli, Xochipilli y Tezcatlipoca, entre otros, se arrojaron al fuego, sin embargo, uno de ellos no quería hacerlo, pues tenía miedo. Este era Xólotl, el dios perro y gemelo de Quetzalcóatl.