⋆ P r i m e r d í a ⋆

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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte, tiñendo el cielo de un suave color naranja. Rose se despertó con la emoción burbujeando en su interior. Era su primer día de clases en la escuela preparatoria, y aunque los nervios la acompañaban, estaba lista para enfrentar esta nueva aventura.

Después de maquillarse y vestirse con su nuevo uniforme, bajó las escaleras. En la cocina, el aroma del café recién hecho y las tostadas dorándose llenaban el aire. Sus padres ya estaban sentados a la mesa, sonriendo mientras hojeaban el periódico.

—¡Buenos días, hija! —exclamó su madre, levantando la vista—. ¿Como amaneciste? ¡Hoy es un día muy especial!

—Sí, lo sé! —respondió Rose con una gran sonrisa, mientras se sentaba junto a ellos—. Estoy tan emocionada.

Su padre, un hombre alto con una risa contagiosa, le sirvió un vaso de jugo de naranja.

—¿Estás lista para conocer a tus nuevos compañeros? —preguntó él, con una chispa en los ojos.

—Un poco nerviosa —confesó Rose—. ¿Y si no hago amigos? ¿Y si a todos les caigo mal? ¿Qué tal y me caigo en la entrada y todos se burlan de mi? ¿Y si...?

Su madre le acarició la mano y le dijo: —Shhh, tranquila mi amor, recuerda que todos pasan por  la misma situación. Solo sé tú misma y todo saldrá bien.

Desayunaron juntos mientras compartían historias sobre sus días escolares pasados. Rose escuchaba atentamente las anécdotas divertidas de su padre y las lecciones valiosas que su madre había aprendido. El tiempo pasó volando entre risas y consejos.

Cuando terminaron de desayunar, su padre miró el reloj y se levantó rápidamente.

—Es hora de irnos. ¡No querrás llegar tarde a tu primer día! Nos vemos cariño, llegare un poco tarde hoy.

-Adiós mamá, te quieroo.

-Adiós, que les vaya bien a ambos.- despidió con amor la pelinegra.

Rose se calzó sus zapatos y tomó su mochila. Salieron juntos a la calle, donde el aire fresco de la mañana les dio la bienvenida.
Su padre la llevó al coche, y mientras conducían hacia la escuela, él le daba pequeños consejos sobre cómo hacer amigos y cómo enfrentar a los profesores.

—Recuerda que siempre puedes contar conmigo —le dijo mientras aparcaba frente a la entrada de la escuela—. Estoy seguro de que harás grandes cosas este año.

Rose sintió una mezcla de nerviosismo y emoción al ver el edificio escolar por primera vez,  Se despidió de su padre con un abrazo fuerte.

—¡Mucha suerte! —gritó él mientras ella se alejaba hacia la entrada.

Con cada paso que daba hacia la puerta principal, se sentía más decidida. Estaba lista para comenzar esta nueva etapa en su vida.

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Mientras caminaba por los pasillos amplios y coloridos de la escuela, su mente estaba llena de expectativas y temores. 

 S e d u c c i ó n Donde viven las historias. Descúbrelo ahora