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Stanford soltó un cansado y fatigado suspiro mostrando lo exhausto que estaba, le dio un sorbo al café que Bill había preparado para él a la vez que levantaba su mirada admirando el gran portal que aun se encontraba en construcción, era un gran proyecto en el cual había estado trabajando por mucho tiempo pero cada vez le era más difícil el poder terminarlo, su mente divagaba tanto que le hacía tardar mucho más, pero había veces en las que Bill lo terminaba ayudando con sus dudas.

Y aquel momento no era la excepción.

—¿Qué pasa? Seis dedos—. La voz de Bill sonaba más tranquila que de costumbre pero no hizo nada para averiguar porque el cambio, solo notó en el vidrio frente a él como su compañero cambiaba a su forma humana—¿Qué te atormenta?

Sintió como sus manos y sus filosas uñas hacían presión en sus hombros comenzando a masajearlo con cierta suavidad que le hizo destensarse en su lugar.

—Creo que debo tomarme un momento del proyecto, estoy cansado. —Contestó el castaño cerrando sus ojos, por otra parte Bill siguió con su masaje y apretó sus labios no muy contento con lo que este había dicho.

—Solo necesitas un pequeño descanso. Yo puedo ayudarte a perder un poco del estrés que tienes—. Sus manos bajaron coquetamente hasta el pecho del castaño jugando un poco con los botones de su camisa—¿Qué dices?

—¿Perdón?

—Perdonado.

Bill hizo que la silla diera media vuelta para tener al mayor frente a él, le dio una sonrisa con todos sus dientes arrodillandose frente a él de inmediato notando el rostro lleno de confusión del castaño, realmente había llevado mucho tiempo deseando aquello, solo quería probar un poco de aquel atractivo hombre y aquella era la mejor oportunidad que se le había cruzado.

—O dime, ¿Quieres que vaya por una mujer desconocida para que te ayude? —. Comenzó a desabrochar su pantalón sintiéndose más emocionado con el paso de los segundos—¿Crees que una mujer pueda ayudarte? ¿O me prefieres a mi?

Bill subió un momento su mirada hacia Stanford quien lo miraba lleno de sorpresa y confusión pero aun así no hacía nada para detenerlo pues también había deseado aquello por un tiempo, no pensaba negarse, sabía que también le vendría bien descargar su estrés con aquel demonio de un solo ojo.

—No me detienes así que seguiré. —Bill bajó el pantalón del mayor junto a su ropa interior admirando su gran miembro ya erecto frente a su rostro, relamio sus labios antes de pasar su lengua por toda la extensión de aquel gran hombría sintiendo perfectamente algunas venas, tan exquisito, no dudó en repetir aquello un par de veces más admirando como el castaño jadeaba un poco por la sensación que el menor le daba. —¿Te gusta?

—Cierra la boca—. Respondió Stanford con sus mejillas sonrojadas pues le apenaba un poco aquella situación.

Bill rió un poco antes de engullir una parte de su miembro ahuecando sus mejillas para probar perfectamente su miembro sintiéndose lleno de gusto por aquello pues su sabor era exquisito para él, Stanford por su parte se animó a llevar una de sus manos al rubio cabello del contrario empujándolo contra su miembro guiando el vaivén que llevaba el menor, disfrutaba completamente de la sensación que le daba la húmeda boca del demonio y emitía algunos gruñidos de satisfacción.

Apresuró un poco más el vaivén escuchando como Bill llegaba atragantarse en algunos momentos pero aquello no lo detenía se sentía tan bien pero en el momento que este enterró sus uñas en sus muslos se detuvo jadeando lleno de gusto.

—Quiero más—. Dijo Stanford notando como el menor se veía completamente excitante de aquella manera.

Sus labios llenos de su saliva teniendo un poco de esta en su comisura hasta su barbilla, sus mejillas sonrojadas y su mirada llena de deseo le hizo caer completamente en sus deseos, tomaría aquel hombre.

Tiredness || Billford || osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora