5 - Kiki superburja

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— Pero Martin, ¿a quién de su familia has secuestrado para que haya aceptado? — Chiara dijo tranquilamente, mientras se echaba otra cucharada de guiso desde la olla encima de la mesa.

— A nadie, se lo he pedido y ha accedido.

— Estoy con Kiki en esto; siempre que le pedíamos a Juanjo que se uniera a las partidas de rol se negaba, diciendo que a él no le iban estas cosas. Y ahora me dices que se lo has pedido y ha dicho que sí, ¿sin más? — Paul preguntaba extrañado, mientras comía de su plato.

— Pues sí chicos, no sé qué deciros, supongo que cambió de opinión. Aunque ya sabes las condiciones, le tienes que preparar algo fácil — Martin miró a Paul, a lo que su amigo asintió con la boca llena.

— No lo sé, últimamente pasáis todo el tiempo juntos, no me sorprendería que tuvieras a su pobre abuela en un sótano secreto — Chiara se llevó una cucharada a la boca antes de seguir hablando —. Lleva más de una semana estando aquí todas las tardes, se quedó a dormir el finde, y hoy que se ha tenido que ir nos deja un guiso para comer — seguidamente, volvió a comer de su comida —. Pero pensándolo bien, no sueltes a su abuela. Quiero seguir comiendo buena comida durante un tiempo.

— Eso, ¡no sueltes a la vieja! — Paul también comía, disfrutando del sabor de la comida que Juanjo había preparado.

— Oye chicos, por favor, no tengo a ninguna abuela raptada — Martin solo pudo reír ante sus estúpidas ideas — Solo nos gusta pasar tiempo juntos...

Ambos lo miraron extrañados, pero Martin dejó el tema abierto, buscando la duda en los ojos de sus compañeros de piso. Parecía que empezaban a sospechar algo, aunque no necesariamente pensarían que había algo entre ellos. Ahora solo tenía que encaminar sus sospechas hacia donde él quería, y ese sábado sería su momento.

[ . . . ]

¡Pues le meto un espadazo en la cabeza al dragón! — Juanjo gritó, dando un golpe seco en la mesa, moviendo ligeramente todas las figuritas y dados que la inundaban.

— No puedes hacer eso, has sacado un cuatro de veinte — Paul explicó, señalando el dado que Juanjo había tirado. Efectivamente, un cuatro aparecía en la cara de arriba, de las veinte que tenía el dado. Como es de esperar, era un número demasiado bajo como para contar como un buen ataque. — El dragón literalmente te acaba de comer.

— Paul, tú no me mandas. Tramposo. ¿Y qué son estos dados de veinte caras? Esto lo trae el demonio, a ver si usáis dados de seis como personas normales. — El maño dijo enfurruñado, cruzándose de brazos.

— Juanjo, literalmente soy el que manda, soy el game master, yo llevo el juego. Y no estoy haciendo trampas, no es mi culpa que no hagas más que sacar números bajos en el dado. — Él realmente se tomaba en serio las partidas de rol, y aunque le diera pena su amigo no podía dejarlo ganar así como así.

— Venga chicos, no pasa nada... — Martin habló, intentando calmarlos. Estaban intentando hacerlo lo más fácil posible para Juanjo, pero era imposible cuando cada dado que tiraba a la mesa acababa con un número menor al anterior — Kiki, ¿puedes intentar revivir a Juanjo?

¿Are you sure? Pensaba que solo podía revivirlo cinco veces... — Chiara no terminó la frase ante la mirada fulminante de Martin, pidiéndole que reviviera a Juanjo de una vez. El maño se estaba agobiando, y si no se lo ponían aún más fácil acabaría por hartarse. La inglesa agarró el dado y asintió —. No te preocupes Juanjo, yo te salvaré — Tiró el dado en la mesa mientras se agarraba su gorro de bruja, que se había puesto para meterse más en el personaje.

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