Abril vivía algo acomplejada por su familia, fingir ser una beta cuando en realidad era una omega. Samantha, era su único apoyo siendo su amiga más cercana, a pesar de eso, la alfa no sabia el secreto de su amiga.
Pero tarde o temprano Samantha supo...
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Di una calada fuerte sin saber exactamente como hacerlo, sentí el humo raspar mi garganta y hacerme toser con fuerza, dentro de la gran habitación lo único que se escuchaba era mi intento de recuperar el aliento por la mala situación que había probado justo en ese momento. Recupere el aliento mirando la ventana, mis piernas flotaban en el aire, para mi gran suerte esa ventana era grande lo cual me permitía estar sentada ahí y que mi madre no oliera el estúpido aroma del cigarrillo.
Sabia que aceptar la solucion que Samantha propuso para mi era una mala idea, sinceramente que esperaba de una fumadora adicta. Las palabras "te hace relajar" sonaban tan estúpidas ahora, no entendía como esa chica podía hacerlo diario sin morir intentando dar una calada. Sin más apague el cigarrillo y lo lance por la ventana fastidiada, tenía mucho estrés durante estos días y el casi morir intentando fumar me enojaba más, hasta que punto había llegado para aceptar un cigarrillo de Sam.
No la tengo que culpar completamente, al final y al cabo fui yo quien pregunto por ello. -¿alguna vez hablaste del como fumar te ponía a dormir cierto?-
- pues si, es como la calma que necesito siempre -Ella sonaba tan convincente en ese momento, tal vez trataba de ayudarme en algo o bueno, simplemente respondió mis preguntas.
- ¿que tengo que hacer?- me tumbe en la gran cama preguntándome a mi misma como si esperara que yo o alguien más me diera una respuesta, todo esto estaba siendo muy complicado para mi. No era el echo de saberlo, si no como me comenzaba a desgastar haciendo todo sabiendo que no tenía mucha necesidad de hacerlo.
Para explicar todo mi problema solo tenía que decir una palabra "omega". Si, era una omega, pero exactamente el problema principal no erradicaba de mi genero si no de sangre, venía de una descendencia de alfas y omegas de linaje puro, casi la mayoría alfas. Y en mi familia esto no era la excepción, mis dos hermanas, alfas fuertes y dominantes solo me hacían menos a los ojos de mis padres, al ser una omega de linaje puro era más débil y estaba más expuesta al peligro de los alfas. Mis padres me protegieron desde el día que me presente pues no les preocupaba tanto que me marcarán o se aprovecharán de mi, si no el echo de que no fuera un alfa de linaje puro como casi todos los de mi familia.
Mi padre era el más estricto, un alfa alto algo mayor, cabello castaño y ojos miel, con un carácter fuerte y dominante qué lo hizo llegar a ser una parte fundamental para la empresa donde el trabajaba, según el y mi familia no faltaba mucho para que fuera el dueño completamente de esa y más empresas. Lo cual me deba sinceramente igual, mi problema con el era la presión a la que me sometia, según el entre más pronto encontrarán un pretendiente para mi sería mejor.
El primer mes después de que yo me presente mis padres llegaron a la decisión de colocarme un collar para que ningún alfa me pudiera marcar, pero decidí ofrecerles otra solución. Para mi el usar un collar todo el tiempo no era una opción, además el intentar pasar de sapercibida ante la gente iba a ser difícil por no decir imposible.
