Prólogo

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"La verdad es que ya no sé cómo seguir. Me siento como si estuviera viviendo en una burbuja, rodeada de gente que no me entiende, ni mucho menos se esfuerza en tratar de escucharme y solo haciéndome callar creen que es la solución.

Las cosas pierden el sentido, siento que ya nada es lo mismo desde que me sumé a esto, nada lo veo igual. Las personas que antes eran especiales para mí, ahora me miran como si fuera una extraña. Como si todo lo que pasamos no hubiera sido nada.

Estoy completamente segura que ninguno de ellos se tocó el corazón como para pensar en como me hicieron sentir.

La soledad se convirtió en mi compañera constante. Me sentaba sola en el comedor, en las clases, en mi habitación. Empecé a sentir que no valía la pena seguir intentando. ¿Para qué?

El estrés hizo que mi largo cabello se volviera en uno que apenas me llegaba al hombro, cada día veía aún más cabello que caía de mi cabeza en el peine todas las mañanas al hacer mi rutina.

Las ojeras no tardaron en llegar, y junto a ellas. Las inseguridades.

Ver a tantas personas ser felices y tener vidas perfectas me afectó, ver a personas que tenían amigos leales me dolió más que nunca.

"¿Por qué todos y yo no?". Pensé, y empecé a creer que había algo malo en mí que nunca podría cambiar y estaba condenada a vivir así. Alejando a todos debido a mi falta de habilidad social.

Todos buscan a una persona que los entienda y sobre todo que tenga buena estabilidad mental.

Yo no tenía nada de eso. Apenas y me comprendía a mi misma y reunía fuerzas para seguir que de un día para otro, se agotaron poco a poco.

Cada vez pasaba más tiempo aislada, desde encerrarme a diario en mi habitación y no salir hasta que se me daba una reprensión, hasta no comer ni hacerme cargo de mis propios asuntos.

Perdí el interés en todo, en estudiar, en dibujar, en escuchar música, en leer. En todo.

Y lastimosamente, todo mi dolor se acumuló y se hizo una carga que siempre tenía que llevar sobre mis hombros sin excepción en ningún día; y a causa de esto. Comencé a practicar la autolesión. Era una forma de escapar de la realidad, de sacar todo mi cansancio mental y cambiarlo por algo de dolor físico.

Pero ese fue mi gran error. Mi piel se llenó de cicatrices que jamás se podrán borrar. Pero que representan mi lucha interior sobre ser o no ser.

Las burlas y los comentarios despectivos no tardaron en llegar, cosa que me desespera aún más al no poder frenarlas yo sola y sin ayuda de nadie.

Mis calificaciones bajaron demasiado, no me esforzaba ni en hacer lo más mínimo. No quería, o más bien; no podía cambiarlo.

Tomé la decisión, poner una fecha especial...para deshacerme de todo este dolor..."

She...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora