Capítulo 9 - Consejos

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—¿Entonces...? ¿Louise? —preguntaba Eugene mientras inclinaba un poco su cabeza intentando encontrar la mirada de Louise que se encontraba perdida.

—Ah, ¿qué dices? —Louise reaccionaba a las palabras de Eugene.

—Pues, eso que te preguntaba, ¿te gustaría que nos pudiéramos tratar más?

—Oh, amm, ehh... pues, la verdad no sé, Eugene, creo que tengo que pensarlo, lo siento la verdad no sé qué decir.

—Pero, Louise...

—Perdón, Eugene, pero es que tú también entiende que insistes mucho con eso y que yo también ya me estoy cansando, al menos dame algo de tiempo, querido, ¿quieres?

—Mira, está bien, pero prométeme que en verdad lo pensarás. Es que entiende que quiero una oportunidad de tu parte, Louise.

—Lo pensaré. Créeme, pero por ahora necesito estar tranquila.

—De acuerdo. ¿Te llevo a tu casa?

—No, gracias, Eugene, creo que me iré caminando, igual no está muy lejos.

—No, no, déjame llevarte Louise.

—Bah, como quieras —dijo Louise con cierto hartazgo.

Ambos salieron de la cafetería y se dirigieron a casa de Louise; Eugene traía auto por lo que llegarían más rápido a su destino.

—Bien, ¿nos vemos luego entonces? —preguntaba Eugene mirando a Louise mientras apagaba su coche.

—Emm, sí... —respondió Louise asintiendo dudosa.

—¿En qué tanto piensas, Louise?

—En nada importante, sólo cosas.

—¿Qué cosas?

—No bueno, ¿quieres que te cuente todo o qué? —dijo Louise elevando un poco la voz.

—No, no, es sólo que desde que estábamos allá te he visto así. Me interesas.

—Sólo quiero estar tranquila, Eugene. Eso es todo.

—De acuerdo, lo que tú digas.

—Bueno, me voy.

—Louise, espera.

Louise estaba abriendo la puerta del auto de Eugene hasta que aquel chico de cabello marrón lacio la tomó del brazo interrumpiéndola.

Louise tan sólo plantó su mirada en Eugene esperando a ver con qué cosa saldría.

—Louise...

Sin pensarlo mucho, Eugene se acercó a la chica castaña y le plantó un beso en los labios; ese beso parecía que iba durar varios segundos, pero Louise no tardó en apartarse de él.

—¡No, Eugene! ¡Espérate! ¿Qué haces? —cuestionó Louise confundida con los ojos muy abiertos.

—Perdón, Louise, está bien, fue culpa mía lo siento, me dejé llevar —dijo Eugene apartando la mirada de la capitana del equipo de voleibol.

—Me voy a la casa, Eugene.

Y así, sin esperar a una palabra más de él, Louise decidida caminó hacia su casa y al entrar fue a su cuarto sin ni siquiera molestarse a ver si estaban sus padres.

Ese beso de Eugene la había dejado perpleja, no supo ni cómo responder en ese momento; realmente se sentía confundida. Louise sentía por momentos que Eugene estaba muy desesperado por tener algo más serio con ella y eso era algo lo cual Louise no quería; ella quería una buena relación, sin prisas y que ambos la pudieran disfrutar. Louise tenía muchas dudas con Eugene y su forma de querer conquistarla, pero aún así, sí que se había propuesto el hecho de pensar muy bien las cosas y saber que sería lo mejor para su futuro.

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