—Manténganse juntas —susurró Twilight Sparkle mientras ella y sus amigas se agachaban en la espesa vegetación junto a los antiguos y oscuros muros del castillo.
El Rey Sombra había vuelto a sembrar el caos en Ponyville. Esta vez, su magia oscura había cubierto el pueblo con una sustancia pegajosa, verde y viscosa, que atrapaba a los ponis como si fuera una telaraña. Las pezuñas de muchos estaban ya adheridas al suelo, sin poder moverse. Para empeorar las cosas, aquella sustancia comenzaba a solidificarse en algo tan resistente como ladrillos de titanio, lo que hacía imposible cualquier intento de liberación.
—Yo digo que les caigamos por sorpresa —dijo Rainbow Dash, con las alas extendidas, lista para lanzarse contra los guardias que custodiaban la gran puerta de hierro.
Antes de que pudiera despegar, Applejack reaccionó rápido y la atrapó sujetándola de la cola.
—¿Estás loca, Rainbow? —susurró con dureza—. No podemos enfrentarnos a tantos guardias a la vez, ni siquiera con la magia de Twilight de nuestro lado.
El castillo se alzaba sobre ellas, oscuro y amenazante. Fluttershy temblaba, observando las siniestras sombras que proyectaban las torres.
—T-tal vez deberíamos volver por la mañana —dijo en voz baja, casi rogando—. Ya sabes... cuando no esté tan oscuro y espeluznante...
Twilight negó con la cabeza. Su mirada estaba fija en los guardias que comenzaban a alejarse de la entrada para cambiar de turno.
—No, Fluttershy. Ya es de día, aunque no lo parezca aquí —respondió con firmeza—. Es ahora o nunca. Vamos.
Con cautela, avanzaron hacia la puerta, donde Twilight usó su magia para abrirla silenciosamente, permitiendo que las seis ponies se adentraran en el interior del castillo. Una vez dentro, el aire parecía más pesado. La atmósfera era aún más opresiva que afuera. Los grandes pilares de piedra se alzaban hacia el techo abovedado, decorados con gárgolas que vigilaban como centinelas eternos. En las paredes colgaban tapices antiguos, cuyas escenas tejidas parecían moverse a la luz parpadeante de las antorchas.
—Guau... esto es tan... espeluznante —susurró Rainbow Dash, mitad impresionada, mitad asustada.
El sonido de sus cascos resonaba en el suelo de mármol, mientras Twilight los guiaba hacia una gran escalera en el centro de la sala principal, que se bifurcaba en dos direcciones.
—Está bien, chicas. Rainbow Dash, Applejack y Fluttershy, ustedes tomen el pasillo de la derecha —dijo señalando—. Pinkie Pie, Rarity, ustedes vengan conmigo.
—¿Seguras que no quieren que me quede? —preguntó Rarity, observando el tapiz polvoriento más cercano con cierto disgusto.
—No te preocupes, Rarity. Nosotras nos ocuparemos de cualquier cosa desagradable —respondió Twilight.
Asintiendo, las ponies se separaron en grupos, moviéndose con cautela por los largos y oscuros pasillos del castillo. Fluttershy seguía pegada a Applejack y Rainbow Dash, su cuerpo temblaba con cada pequeño sonido que resonaba en las paredes de piedra.
—Me alegra haber dejado a Angel Bunny en casa —susurró Fluttershy mientras miraba alrededor—. No quisiera que se perdiera en un lugar así... otra vez...
El eco de pasos lejanos retumbó en los corredores, y Fluttershy se congeló en su lugar. De repente, un fuerte estruendo resonó en la distancia. Sin pensarlo dos veces, se lanzó detrás de un tapiz cercano para esconderse.
—¡Rainbow Dash! —regañó Applejack.
Rainbow se encontraba en el suelo, cubierta de armaduras caídas, sonriendo con una expresión culpable.
—Hehe... lo siento.
Fluttershy asomó la cabeza lentamente desde su escondite y miró en dirección a donde las sombras de los guardias se aproximaban rápidamente.
—¡Oh no! ¡Guardias! —chilló con un tono aterrorizado.
Rainbow Dash ya estaba en el aire, volando hacia la salida.
—¡Sálvese quien pueda! —gritó, deslizándose por los pasillos como un rayo.
—¡Rainbow Dash! —gritó Applejack, mientras salía disparada detrás de ella.
Fluttershy, con el corazón latiendo aceleradamente, se mantuvo oculta bajo el tapiz, conteniendo la respiración mientras los guardias pasaban corriendo sin notar su presencia.
No muy lejos de allí, en sus aposentos privados, el Rey Sombra, descansando en una lujosa cama cubierta de terciopelo oscuro, se despertó de su letargo al escuchar el eco de un ruido molesto. Abrió los ojos lentamente, su mirada roja brillaba a través de la penumbra de la habitación. Alguien había osado entrar en su castillo y alterar su descanso.
—¿Qué demonios...? —gruñó con voz grave.
Se levantó de la cama, su densa melena negra cayendo en ondas sobre sus hombros. Aunque estaba molesto por el ruido, no estaba especialmente preocupado. Confiaba en que sus guardias se encargarían de cualquier intruso. Además, estaba cansado. Al día siguiente, tenía planes más importantes: destruir Ponyville y someter a sus habitantes a su voluntad. Necesitaba estar en su mejor forma para disfrutar del sufrimiento que les iba a infligir.
Sin embargo, el alboroto en los pasillos no cesaba, y Sombra, perdiendo la paciencia, decidió investigar. Abrió de golpe las puertas de su habitación y caminó hacia el pasillo oscuro.
Mientras tanto, Fluttershy seguía volando por los pasillos, completamente desorientada y aterrorizada. Se detenía en cada esquina, giraba en otra dirección, tratando de encontrar una salida, pero el castillo era un laberinto. Los ecos de cascos resonaban cada vez más cerca.
—¡Tú ahí, detente! —gritó uno de los guardias.
Fluttershy gritó de susto y giró sobre sus talones, volando lo más rápido que pudo. Pero en su desesperación, no vio lo que había frente a ella y, en un abrir y cerrar de ojos, chocó de lleno contra algo... o alguien.
—¡Raaah! —rugió el Rey Sombra mientras sentía el impacto.
Ambos cayeron al suelo, y Fluttershy se quedó aturdida por el golpe. Cuando levantó la vista, sus ojos se encontraron con los de Sombra.
—¿Quién se atreve...? —gruñó, incorporándose.
Fluttershy gimió de dolor, frotándose la cabeza, pero al ver al Rey Sombra tan cerca de ella, su rostro palideció de terror.
—¡Rey Sombra! —gritó en estado de shock, tratando de volar de nuevo.
Pero Sombra fue más rápido. Envolvió a Fluttershy con sus fuertes patas antes de que pudiera escapar.
—Vaya, vaya... —ronroneó con una sonrisa maliciosa en su rostro—. ¿Qué hace una pony tan dulce y tímida como tú, merodeando por mi castillo?
Fluttershy, atrapada en su abrazo, intentó resistirse.
—N-nada... yo... —gimió, temblando de pies a cabeza.
—Mmm, una mentirosa y una intrusa. Qué traviesa eres —dijo Sombra, fingiendo sorpresa, pero claramente disfrutando de la situación.
Con una risa oscura, la levantó con facilidad y la llevó de vuelta a su habitación.
—D-debo encontrar a mis amigas... —suplicó Fluttershy, sin poder evitar que su voz se quebrara.
Sombra la ignoró, disfrutando del miedo en sus ojos.
—No te preocupes, querida —murmuró mientras la depositaba suavemente en su cama—. No te haré daño... no esta noche.
Sus ojos la recorrieron lentamente, observando cada detalle de su cuerpo mientras Fluttershy temblaba bajo su mirada. Tenía toda la noche para disfrutar de su inesperada compañía.

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Deseo Real | SombraShy | Flutterbra
FanfictionKing Sombra está causando problemas en Ponyville y depende de Twilight Sparkle y sus amigas detenerlo. Pero, cuando llegan a su nuevo castillo, que es más grande y espeluznante, Fluttershy se separa del grupo y pronto se encuentra perdida dentro del...