-¿Penélope Featherington? -Preguntó Colin.
-Sí, te vi disfrutando de su compañía durante uno de los bailes. ¿La estás cortejando, Bridgerton? -Dijo lord Fife con un claro tono de burla.
-Por supuesto que no. Ni siquiera, en mis más locas fantasías, soñaría con cortejarla. Estás loco Fife -Respondió, entre risas a sus amigos, un Colin Bridgerton muy desenvuelto, por el licor y la adrenalina de los últimos acontecimientos.
A una distancia prudente para escuchar se encontraban dos personas. Una de ellas era Penélope Featherington, que buscaba a su amiga Eloise. Y, la otra, era Anthony Bridgerton. Penélope, al oír las palabras de quien soñaba se convirtiera en su marido, quedó destrozada. Un poco más atrás de ella, se encontraba el vizconde Bridgerton, quien no podía creer que su hermano haya lastimado a su amiga de forma tan resuelta y abiertamente, frente a muchos caballeros solteros y de renombre de la alta sociedad, puesto que, con su actuar, prácticamente había manchado la reputación de Penélope, convirtiéndola en una paria que no merecía las atenciones de caballeros respetables. Al ver a Penélope salir corriendo, sintió una opresión en su corazón.
Penélope sentía que su mundo se desmoronaba. Era mucha información para una noche. apenas pudo llegar a su dormitorio. Con las palabras de Colin se había olvidado momentáneamente de lo que había ocurrido con Eloise, por lo que entrar a su cuarto, le provocó un breve impacto. A Penélope le estaba costando respirar, intentó afirmarse en el marco de su puerta, pero la opresión que sentía en su pecho era más grande y estuvo a punto de caer en el piso... Cerró los ojos, con la ilusión de menguar el golpe en sus rodillas, al interceptar el piso, pero... no lo hizo. Alguien logró sostenerla justo antes de caer.
-No sé qué hacer ¿Cómo te puedo ayudar?
-El corsé -Fue lo único que pudo responder Penélope, casi sin aire.
Con dulzura y premura la dejó sostenida frente a una mesita lateral, que se encontraba fuera de la habitación de Penélope. Y con escasa habilidad, comenzó a soltar el vestido y, posteriormente, el corsé.
-¿Ahora, puedes respirar?
Poco a poco, Penélope comenzó a respirar con regularidad.
-No entiendo qué pasó. Por un momento, pensé que moriría -respondió, todavía afirmada a la mesita lateral del pasillo que conducía a la habitación de Penélope.
-Es mejor si te sientas en el piso y apoyas tu espalda en la pared. -Dijo mientras la conducía a una posición más cómoda. La afirmaba de los hombros, mientras que Penélope se sujetaba su vestido.
Cuando Penélope se sentó, quedó frente a frente a su salvador: lord Anthony Bridgerton.
-¡Milord! -Dijo en un sobresalto, intentado ponerse en pie. Mientras que Anthony la sostuvo por sus hombros y le dijo en un suspiro que se quedara sentada y respirara.
Cuando Penélope volvió a sentarse, Anthony se sacó su saco y cubrió a Penélope para que estuviera más cómoda, luego, se sentó a su lado y se mantuvieron en silencio hasta que Penélope se recuperó.
-Muchas gracias milord. -Dijo con sinceridad y con un tono de voz apenas audible.
-No tienes que agradecerme, estaba preocupado por ti... fue por eso que preferí seguirte... en caso de que necesitaras de ayuda.
-Cuando me senté, sentí como poco a poco volvían a funcionar mis pulmones. Eres increíble ¿Cómo sabías lo que tenía que hacer?
-Porque he pasado por lo mismo... más veces de lo que me gustaría admitir.
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Otro Bridgerton
FanfictionPenélope Featherington abrigaba esperanzas porque un día Colin Bridgerton se fijara en ella como una mujer elegible. Pero, él se encargó de anunciar a todo pulmón que ella no era una mujer para cortejar. Con las esperanzas desechas, Penélope unirá t...