Dos mundos que creeríamos al inicio como distintos, terminan siendo más similares cuando ambos tengan que enfrentar sus propios miedos y prejuicios.
Juan Pablo Villamil, conocido por su ingenio y talento explosivo con las cuerdas, su voz y ser integ...
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"Perder mis ojos cuando bailes
Sentir mil besos en el aire
Fue suficiente para convencerme de que si te vas
Te buscaré aunque suene loco
De Bogotá hasta Buenos Aires"
(No Se Va - Morat)
Bogotá, Colombia, Estadio Nemesio Camacho "El Campin"
6 de Julio del 2024
Villamil:
Siempre me he preguntado si mi vida experimentaría un cambio épico y radical.
Nunca se sabe cuándo todo dará un giro impresionante, y mucho menos se puede prever que ese cambio tan anhelado (o al menos, lo anhelaba yo en el pasado) lo provoque una persona en especial.
Todos sabemos que, para causar un cambio significativo, esa persona debe realizar una acción audaz que deje una marca imborrable en nuestra existencia. En mi caso, ya me había resignado a creer que alguien había transformado mi vida por completo, y que su propósito en ella se había cumplido, y viceversa. Sin embargo, no lo veía como el cambio excepcional que tanto anhelaba no hace mucho, especialmente cuando estaba dando mis primeros pasos con los perros en la banda.
No fue un cambio impactante, más bien un pequeño choque que así podría describirse la relación que había cultivado durante años con Gabriela. Se había convertido en una rutina de la cual no me quejaba en absoluto; era feliz y la amaba, que era el amor de mi vida.
Aún mantengo esa creencia, pero como mencioné anteriormente, nunca, pero nunca, uno puede imaginar cuándo, cómo y dónde llegará lo inesperado que anhelaba con tanta intensidad en el pasado pero que había quedado olvidado debido a la costumbre y la rutina. Tampoco puede uno imaginar quién será la persona responsable de ello y si se parecerá en lo más mínimo a la imagen que había idealizado en mis sueños más extravagantes.
Pero en esos quince minutos que llevábamos cumpliendo nuestro sueño de tocar por primera vez el estadio de nuestra ciudad natal.
Jamás me hubiera imaginado que en ese momento de mi vida, tan lleno de adrenalina y euforia transmitida por el público, llegaría el cambio tan anhelado por mi yo del pasado y que ahora estaba presenciando en el minuto 1:47 de "No se va"; esta canción que se había vuelto parte de nuestra rutina después de haberla compuesto, pero que ahora recuperaba su significado después de tanto tiempo.
Las yemas de mis dedos se deslizaban con destreza sobre el cuerpo del ukelele, y las cuerdas respondían a mi toque de manera casi instintiva, conociendónos a la perfección. Mi voz seguía los versos de memoria, y mi mente estaba atrapada en el ritmo de la canción, que se volvía monótono con cada palabra que seguía.
