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El camino a casa fue tranquilo y silencioso, la maestra solo hablaba cuando era necesario como: "¿Es por aquí?", "Ya casi llegamos, descuida"

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El camino a casa fue tranquilo y silencioso, la maestra solo hablaba cuando era necesario como: "¿Es por aquí?", "Ya casi llegamos, descuida".

Emikukis era la maestra favorita de Aquino, era muy graciosa y amable, él mismo se dice a sí mismo y a su mejor amigo Soarinng que si tan solo tuviera la edad de ella no dudaría en tratar de alejarla de su prometido a quién él apodo como: "señor cara de papa".

A los minutos estaban dando vuelta a la calle en donde vivía el más jóven.

—Es por aquí maestra.

—Tu madre dijo... 104 —Empezó a buscar la casa con el número.

—¡Aquí, aquí! —El pequeño corrió hacia su casa abriendo el portón de vallas de madera pintadas de blanco.

—¡Espera, Diego!

El castaño tocó la puerta, frotaba sus manitas heladas a pesar de usar guantes él no sentía que le ayudasen a calentarlas. La chica de cabellos llamativos se puso a su lado colocando una mano en sus ondulados cabellos.

—No te alejes así por favor, soy responsable de ti —Le llamó la atención.

—Lo siento.

La puerta se abrió dejando ver a la madre de Diego, este abrazo a su madre y entró a la casa dejando su mochila sobre el sofá y volviendo de nuevo a la puerta escuchando las voces de las mujeres.

—No fue ninguna molestia señora Martha, Diego es una persona muy tranquila.

—¿No gusta pasar? —Sintió la presencia de su hijo detrás suyo —Cariño no seas grosero y agradecele a la maestra que te acompañó a casa.

—¡Muchas gracias maestra Emi! —Sonrió mostrando sus dientes.

—No hay de qué —Le devolvió la sonrisa —Y no se preocupe, seguro que está ocupada y no quiero quitarle más de su tiempo.

—Bueno, tal vez en otra ocasión.

Cuando la jóven se despidió la madre de Diego cerró la puerta.

—Diego, cariño...

—¿Si mami?

—Hay algo que quiero hablar contigo, es importante y quiero que me prestes atención, ¿De acuerdo?

Los grandes ojos del pequeño miraban con expectativa a su querida progenitora.

—Tu... —Hizo una pausa pues no encontraba las palabras adecuadas —Verás hijo, yo-

—¡Ahí está mi campeón!

Un señor alto, de cabello castaño y algo rellenito se asomaba por la cocina agachándose y extendiendo sus brazos hacia los lados.

—¡Papá! —Los ojos se le iluminaron y corrió hacia él abrazándolo (un poco incómodo gracias a la ropa de invierno que llevaba puesta aún) —Te extrañé mucho.

∂σ yσυ rємємвєr? ||∂υxiทσDonde viven las historias. Descúbrelo ahora