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La foto colgada en la pared logró distraerlo un poco, ya que quedó totalmente atontado al ver al pequeño bebé de tal vez 1 año, ojos glicinia, cabello oscuro y mejillas redondas levemente rosas.

Y a su lado un enorme hombre de tal vez 2 metros de alto, cabello negro, de mirada seria, brazos fuertes, ojos color glicinia, con una cicatriz en la mejilla y por si fuera poco un alfa dominante.

- Genya - al escuchar aquella voz grave y varonil dio un pequeño salto para dejar de lado la foto.

- ¿Oto-San? - llamó en el pasillo que daba a su oficina. No hubo respuestas por lo tanto opto por entrar a la oficina del mayor, con timidez giro el picaporte para apreciar cada cosa en el lugar.

Un escritorio, unos sillones cómodos, unos cuadros decorativos, archiveros, estantes, lamparas, un contenedor de bolígrafos, un calendario, una computadora, alfombras, plantas y unas ventanas que dan una increíble vista a la ciudad.

Si, no era secreto que a veces deseaba una habitación así, pero claro con una cómoda cama y si es posible que sea en su verdadera casa.

Vio como el adulto soltaba un suspiro y se recargaba en el asiento - ¡Oto-San! - llamó un poco molesto por no ser visto por el mayor.

- Genya - dijo exaltado bajando la vista dejando que su hijo lo vea con lentes, se los quito y noto que su pequeño estaba molesto - perdóname Genya, creo que fue demasiado papeleo por hoy -.

- Oto-San no durmió bien - dijo el pequeño regañando a su padre - ¡Y tampoco me llevó a comer! - reclamo haciendo un puchero, tierno ya que sus mejillas aun eran un poco regordetas y se veian ligeramente rosas.

El alfa palideceo al tener aquella información ¡¿No le dio de comer a su pequeño, adorable y amado hijo!?

- perdóname Genya - pidio nuevamente rascándose la nuca, avergonzado, así se sentía, su pequeño estaba hambriento y él estaba con ese papeleo, que aunque no era muy seguido, seguía presente, el alfa a diferencia del humano estaba preocupado, su amado y pequeño cachorro tenía hambre.

Genya aún no desarrollaba su género por lo tanto no podía oler el aroma de su padre pero sabía por su expresión que estaba preocupado.

- ¡Oto-San quiero comer en ese restaurante que vimos cuando veníamos en el auto! - salto emocionado viendo a su padre con su reluciente sonrisa.

El hombre asintio y se levantó del asiento para empezar a estirarse, miró a su pequeño y se acercó para cargarlo en sus fuertes brazos - un restaurante ¿Eh, no era ese que preparaba hamburguesas? - pregunto intentando hacer memoria y saliendo de la oficina.

- ¡Si, ese! Quiero comer hamburguesas ¡Por favor Oto-San! - pidió viendo a su padre mientras esté caminaba por la sala de espera, donde se hallaba su secretaria, una omega.

- esa comida no es saludable para un pequeño como tu Genya - dijo algo preocupado viendo a su pequeño, detuvo sus pasos frente al ascensor.

- pero quiero comerlas ¡Solo será una Oto-San! - dijo viendo al mayor con sus ojitos brillosos, como si estuviera apunto de llorar. Un berrinche.

- Genya... - recalco al ver sus ojos.

/ El cachorro, el cachorro tiene hambre. Alimentar al cachorro /

El mayor soltó un suspiro, olvidaba que su lado primitivo podía ser débil ante su cachorro.

- esta bien, Genya, pero luego daremos una caminata para bajar la hamburguesa ¿De acuerdo? - miro al niño y luego presiono el botón, las puertas del elevador se abrieron y este paso con el pequeño, su leve sonrisa se borro para mirar serio a su secretaria - es todo por hoy Koyuki, nos vemos mañana -.

¡¡¡Oto-San!!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora