-Capitulo 13-

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Creo que no se refiere a la comida.

—¿Tortitas, beicon y huevos?

—Suena muy bien.

—No sé dónde están los manteles individuales.

Me encojo de hombros e intento desesperadamente no parecer nerviosa.

—Yo me ocupo. Tú cocina. ¿Quieres que ponga música para que puedas seguir bailando?

Me miro los dedos, perfectamente consciente de que me estoy ruborizando.

—No te cortes por mí. Es muy entretenido —me dice en tono burlón.

Arrugo los labios. Entretenido, ¿verdad? Mi subconsciente se parte de risa. Me giro y sigo batiendo los huevos, seguramente con más fuerza de la necesaria. Al momento está a mi lado y me tira de una trenza.

—Me encantan —susurra—. Pero no van a servirte de nada.

Mmm, Barbazul…

—¿Cómo quieres los huevos? —le pregunto bruscamente.

—Muy batidos —me contesta con una mueca irónica.

Sigo con lo que estaba haciendo intentando ocultar mi sonrisa. Es difícil no volverse loca por él, especialmente cuando está tan juguetón, lo cual no es nada  frecuente. Abre un cajón, saca dos manteles individuales negros y los coloca en la barra. Echo el huevo batido en una sartén, saco el beicon del grill, le doy la vuelta y vuelvo a meterlo.

Cuando me vuelvo, hay zumo de naranja en la barra, y Sasori está preparando café.

—¿Quieres un té?

—Sí, por favor. Si tienes.

Cojo un par de platos y los dejo encima de la placa para mantenerlos calientes. Sasori abre un armario y saca una caja de té Twinings English Breakfast. Frunzo los labios.

—El final estaba cantado, ¿no?

—¿Tú crees? No tengo tan claro que hayamos llegado todavía al final, señorita Haruno —murmura.

¿Qué quiere decir? ¿Habla de nuestra negociación? Bueno… quiero decir… de nuestra relación… o lo que sea.

Sigue igual de críptico que siempre. Sirvo el desayuno en los platos calientes, que dejo encima de los manteles individuales.

Abro el frigorífico y saco sirope de arce. Miro a Sasori, que está esperando a que me siente.

—Señorita Haruno —me dice señalando un taburete.

—Señor Uchiha.

Asiento dándole las gracias. Al sentarme hago una ligera mueca de dolor.

—¿Estás muy dolorida? —me pregunta mientras toma también asiento él.

Me ruborizo. ¿Por qué me hace preguntas tan personales?

—Bueno, a decir verdad, no tengo con qué compararlo —le contesto—. ¿Querías ofrecerme tu compasión? —le pregunto en tono demasiado dulce.

Creo que intenta reprimir una sonrisa, pero no estoy segura.

—No. Me preguntaba si debemos seguir con tu entrenamiento básico.

—Oh.

Lo miro estupefacta, contengo la respiración y me estremezco. Oh… me encantaría. Sofoco un gemido.

—Come, Sakura.

Se me ha vuelto a quitar el hambre… Más… más sexo… Sí, por favor.

—Por cierto, esto está buenísimo —me dice sonriendo.

✔️LIBRO 1: 50 sombras de Uchiha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora