1-. Primer día, Law

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Mi despertador suena pero casi al instante una flecha lo atraviesa, una cortesía de los demonios de mi vecina, me levanto sin ganas realmente no quería ir al "alegre y divertido primer día de escuela" de seguro lo arruinaría como todos los años.

—«Si no fuera, estoy seguro de que los organizadores estarían felices...» —pense de manera pesimista.

—¡¡HIJO, BAJA VAS A LLEGAR TARDE!! —grito mi madre avisándome— ¡¡APÚRATE Y BAJA!! ¡¡TE DEJE EL DESAYUNO YO YA ME VOY!! —grito después de eso sonó como la puerta se abría y se cerraba.

—Debaria o no debería... Hmmmm... No he alimentado al gato... —dije con cansancio.

Puse unos de mis pies en el piso y sentí algo mojado ví hacia abajo, era agua, una gota cayó sobre mi pie mire hacia arriba y había una gotera, repentinamente el techo se rompió y salió más agua cayendo encima mío y mojandome por completo y una parte de mi cama.

—Oh genial... —dije con una sonrisa sarcástica.

Cerrando la puerta sentí como una roca pequeña me daba en la espalda, me volte y ví a uno de esos demonios de mi vecina

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Cerrando la puerta sentí como una roca pequeña me daba en la espalda, me volte y ví a uno de esos demonios de mi vecina.

—¡¡VUELVE A LA VAGINA DE TU MAMÁ, INFECCIÓN!! jajajajajja —me gritó mientras se iba en su bici.

—«Maldita sea, ojalá te pise un tren y te atropellé un avión idiota» —pensé con enojo.

Empezé a caminar sin apuro realmente no quería llegar a la escuela temprano, mientras caminaba ví al gato negro callejero que siempre estaba cerca de la pescadería, me le acerque y vino a mi corriendo para restregarse en mis piernas.

—Hola pequeño, cómo has estado? Ya comiste? Te traje un poco de las sobras de ayer —dije sacando una pequeña bolsa de mi mochila¹— Aquí tienes pequeño —acaricié sus orejas y me levanté para irme a la escuela.

A unas cuadras de la escuela, después de que la luz del semáforo se pusiera en rojo un auto vino a toda velocidad casi atropellandome. El tipo del auto me grito.

—¡¡VE ANTES DE CRUZAR IMBÉCIL!! —grito mientras se iba a toda velocidad.

—«Más bien serías tú el imbécil» —pense con desagrado.

Me acerque a la puerta y la abrí un poco para ver cómo estaba llendo todo sin mi. Todo se veía bien, típica bienvenida estadounidense. Cuando ya me iba ir ví a los deportistas saliendo y la gente comenzando a aplaudir gritando los nombres de ellos como si fueran dioses o algo así. Cuando me volte para irme ví me choque con...









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