𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏

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NARRADOR UNIVERSAL

El aeropuerto de la Ciudad de Argentina hervía con la actividad habitual de pasajeros apresurados, anuncios de vuelos y maletas rodando por el suelo brillante. Entre la multitud, Pablo Bustamante, el joven y apuesto presidente de la exitosa empresa alimenticia "Bustafood", caminaba con un porte decidido. Su traje negro perfectamente ajustado reflejaba su elegancia y autoridad. Mientras sostenía su teléfono en una mano y arrastraba su maleta con la otra, su mirada se mantenía fija en la salida.

De repente, una chica que corría distraída con su café en mano, sin mirar a su alrededor, chocó con él. El líquido oscuro se derramó por todo el frente de su costoso traje. Pablo detuvo su paso por un segundo, pero su expresión permaneció fría e inmutable, como si el incidente no hubiera ocurrido. La chica, visiblemente molesta, lo miró fijamente.

—¡¿Qué te pasa?! —le gritó, agitando los brazos—. ¡Mira lo que has hecho!

Pablo no dijo nada. Apenas la miró y siguió caminando con su habitual aire indiferente. La chica, aún más indignada, dio unos pasos hacia él.

—Oye, ¿me estás escuchando? —insistió, su tono menos agresivo y más confundido—. ¿Estás bien? Perdona, estaba en el teléfono y no vi por dónde iba...

Pablo se detuvo por un momento, giró la cabeza y la miró con frialdad.

—Debes fijarte por dónde caminas —respondió seco, sin ningún tipo de emoción, y retomó su camino.

Antes de que la chica pudiera replicar, Manuel Aguirre, su amigo de la infancia y asistente personal, se acercó rápidamente y sonrió educadamente.

—No te preocupes, no te hablaba a ti —dijo Manuel, con una mezcla de seriedad y caballerosidad. La chica solo pudo mirarlos mientras se alejaban, aún sorprendida por el breve y extraño encuentro.

Ya alejados de la situación, Manuel se permitió una pequeña sonrisa mientras ajustaba sus gafas.

—Deberías ser más amable con la gente —comentó en tono de confianza, algo que solo él podía permitirse por la estrecha relación que mantenían desde niños.

Pablo no respondió de inmediato. Tras un breve silencio, cambió radicalmente de tema, como si la conversación anterior no le interesara en lo más mínimo.

—¿Llamas a eso publicidad? —dijo con desdén, señalando una pantalla gigante en el aeropuerto donde se promocionaba un producto de Bustafood—. No se entiende qué están vendiendo, y además están usando a un desconocido.

Manuel asintió, con una ligera sonrisa que demostraba que entendía perfectamente las críticas de su jefe.

—Tienes razón —respondió, siempre profesional.

—Averigua quién hizo esa campaña —ordenó Pablo con tono firme, a lo que Manuel simplemente asintió.

Minutos más tarde, en la empresa Bustafood, Marizza Andrade, una joven trabajadora en el departamento de desarrollo de productos, se encontraba en la cocina experimental, inmersa en la preparación del marinado para un nuevo platillo de pescado que estaban desarrollando. Su teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo su concentración. Con las manos aún cubiertas de especias y aromas, miró la pantalla: era Renata Miguenz, su jefa de proyectos.

—Marizza, ya es hora de que vayas a la inauguración del presidente Bustamante —le dijo Renata con su tono severo pero eficaz—. El abuelo de Pablo también estará presente, así que no te retrases.

—Voy en camino —respondió Marizza rápidamente, cortando la llamada. Se soltó el cabello, limpiándose lo mejor que pudo, y salió corriendo hacia la gran sala donde se llevaría a cabo la ceremonia.

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⏰ Última actualización: Sep 19 ⏰

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