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«Tus labios sellaron un montón de heridas...» Pero, ¿Qué heridas? «Los

sueños son traidores...» ¿Por qué? «Hay muchas cosas que no cambian, aunque el

amor, siempre él, las haga más llevaderas.» ¿A qué se refería y de qué cosas hablaba?

«Por mucho que escriba y escriba, no lo entenderás.»

Su cabeza estaba en blanco, su corazón paralizado, la sangre ya no corría por

sus venas. Estaban ella y el mundo, pero el mundo ya no era más que una masa de

algodón, sin forma, situada a una gran distancia de sí misma, porque ella flotaba en

un vacío incierto.

Un año. Sólo eso. Y en ese tiempo...

Los pensamientos llegaban a embotarla, pero aún más lo hacían las

emociones que asaltaban los muros de su espíritu continuamente, a traición,

desarmándola, produciéndole aquel vértigo, aquella sensación de irrealidad. A

veces no sabía qué era mejor, ni sabía qué cara poner, qué decir, cómo enfrentarse a

su nueva vida con la apariencia de normalidad. Para ella misma era alucinante, así

que imaginaba lo difícil que debía de ser para los suyos, su familia, sus amistades, el

mundo entero.

Nunca Lo LeerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora