Mi alarma sonó marcando el inicio de mi día, me recogí el pelo en una cola y me puse mi uniforme, un entero negro con el logo de la central del universo a la derecha. Los pasillos interminables de la central del universo se desplegaban frente a mí. Aquí, todo fluía en simultáneo: el pasado, el presente y el futuro. Nosotros teníamos nuestro propio tiempo y esta central podía controlar el de los demás.
Hasta los 18 tienes que ir a la escuela de entrenamiento, donde te preparan para seguir el cargo que elijas. Es mi tercer año formando parte del equipo de los administradores del tiempo, encargados de supervisar la línea del tiempo, gestionando desde oficinas el flujo de eventos y evitando desajustes. También puedes entrenar para otros cargos como los vigilantes que controlan el acceso a los diferentes años, los instructores que se encargan de entrenar y preparar a los estudiantes, los sanadores, expertos en medicina, cuidan de las personas en la central y en las misiones a través del tiempo, utilizando tecnología avanzada y conocimientos temporales, o los cosmos, el rango más prestigioso, viajan por los años para corregir anomalías y proteger la estabilidad del universo. Pero eso no es para mi, prefiero ayudar desde mi lugar de trabajo con un libro y fuera de cualquier peligro.
Hoy es el primer día y como siempre me dirijo a la reunión de comienzo, repaso mentalmente lo que se espera de mí. Tres años trabajando en la central y aún siento la presión de mi madre, observándome desde las sombras, esperando que mantuviera el estándar. Ella no solo era estricta, era legendaria, era la directora de los cosmos, Petra Stormborne, cargo que fue heredado de mi abuelo, Reuben Grimward, que es el director de la central. Se esperaba mucho de mi, mi hermano y mis primos, pero, al ser la mayor siento que tengo una responsabilidad
Giré la esquina y, como era de esperarse, me encontré con Félix, mi hermano menor.
Ahí esta, apoyado contra una pared, claramente intentando no ir a clase, hoy empezaba su anteúltimo año de entrenamiento. Su uniforme siempre parecía fuera de lugar en este entorno tan pulido, pero eso era lo que más lo definía. Félix nunca había sido el hijo modelo que nuestros padres esperaban, y lo sabíamos los dos, pero por alguna extraña razón, él era el favorito
—¿Saltándote clases otra vez? —pregunto deteniéndome a su lado.
Él sonríe, esa sonrisa burlona que utilizaba cada vez que alguien intentaba recordarle sus responsabilidades.
—No veo la necesidad de estar ahí. Tú y yo sabemos que no voy a quedarme en la central cuando termine el entrenamiento —respondió con indiferencia encendiendo un cigarrillo
—Eso ya lo veremos —digo, ocultando mi preocupación. Sabía que Félix odiaba este lugar, pero huir de la central no era una opción. —no hagas nada estúpido y regresa a clases— le advierto antes de seguir mi camino
-no prometo nada- dijo divertido levantado un poco la voz debido a la distancia
ੈ✩‧₊˚
llegue al ala de los cosmos, vi a Maia, mi prima. Como siempre, destacaba entre el resto con su postura desafiada, los brazos cruzados y una mirada que parecía retar a cualquiera que se le acercara. Maia nunca quiso estar aquí, y no se molestaba en ocultarlo.
—Veo que todavía no te has escapado —comento en un susurro al acercarme a ella
—No es por falta de intentos, créeme. tu madre está aquí, ella será nuestra guía —replicó —No sé cómo puedes aguantar este lugar, Amelina. Estar aquí es una prisión, y todos actúan como si fuera un privilegio.
Maia siempre decía lo que pensaba, y aunque a veces eso la metía en problemas, admiraba su determinación de no ceder ante la presión familiar. La muerte de su madre, Fedra, había cambiado todo para ella y Bastian, pero mientras él aceptaba las cosas con resignación, Maia había cambiado completamente, paso de ser la chica mas dulce a ser fría. La muerte de su madre fue algo muy trágico, ella sufría una enfermedad muy rara que afectaba sus órganos, nadie se preocupó tanto porque al tener todo tipo de medicina no es común que personas de la central mueran por enfermedades, pero en su operación la atendió un sanador que buscaba vengarse, vengarse de Javin Thornecroft, el padre de Maia y Bastian y el esposo de Fedra, el encargado del tratamiento no tuvo piedad y mató a la mujer como, según el hombre, el Thornecroft mató a su esposa.
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Forever
RomanceCuatro primos, cuatro caminos el universo, no se maneja solo, hay personas que trabajan ahí para mantener el orden. Cuatro primos, cuatro personalidades, cuatro historias, fueron criados bajo las normas de este lugar, viajan sin consentimiento a lo...