quien diría que te reencontrarias con el chico que estuviste la noche anterior?
tal vez el destino quiso que ambos estén juntos.. quien sabe?
"𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐚𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧 𝐜𝐢𝐠𝐚𝐫𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨."
"𝐲 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐭𝐞...
el siguiente capitulo contiene: mención a autolesiones. leer bajo su discreción.
--- lulufalcon_
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
le gustó a patriciosardelli, gastonsardelli, maleninita_ y 56 personas más.
lulufalcon_: :3
No puedo explicar que, después de lo que Guido me dijo, lo pensé y si podía ser verdad. Ahí me sentí como una estúpida, porque era la costumbre alejarme de inmediato cuando pasaban cosas malas, sin escuchar la versión de la otra persona. Pero en nuestro caso, primero era escuchar y después decidir, pero yo no hice nada. Solo me alejé como una tonta y lo perdí.
En el avión, nos tocó sentarnos juntos a Guido y a mí. Lo miraba, pero él me evitaba; verlo tan serio y como evitaba verme me rompía el corazón.
Todo el viaje fue muy incómodo. Aunque Gastón se giraba a cada rato para ver cómo estaba yo, yo le decía que estaba bien, pero mentía. No estaba bien, estaba muy mal. Estuve pensando un rato en lo que Pato dijo la noche anterior sobre lo de Gastón y yo, y era el detalle menos importante porque eso se habló con Gastón y no arruinaba las cosas. Al fin y al cabo, esa noche él y yo estábamos ebrios. Fue una noche que se quedó en Río Cuarto.
Anoche hablamos sobre eso con Gastón. A los dos nos dio igual lo que pasó ahí, pero que Pato lo haya mencionado fue... raro. De seguro Guido pensaba eso, que yo ahora ando con su hermano o algo extraño cuando no es así.
Por así decirlo, Gastón es el mejor cuñado que pude haber tenido. Al igual que Pato, ambos son muy atentos y siempre estuvieron ahí por si yo necesitaba algo mientras me sentía mal. Cuando se trata de sexo, es algo pasajero y tampoco se juzga, porque al fin y al cabo ya pasó, y "descogida" no hay.
Gastón y yo no dimos a entender a Guido que algo pasó entre él y yo, porque tampoco es algo que consideremos necesario. Era algo que ambos nos olvidamos por completo; era algo que para nosotros no nos afectó en nada en nuestra amistad. Después de lo que pasó, seguimos actuando igual que antes.
En el viaje, empecé a darme cuenta de que después de eso ya no iba a ver a Guido con tanta frecuencia hasta el próximo recital. Me sentí tan idiota por no haberlo escuchado. Me sentía tonta por haberme comportado así con él: el gritarle, el decirle que ya estaba harta de él... cosas que eran mentiras.
Llegamos a Buenos Aires. Cada uno tomó un auto para ir a su casa, pero yo tenía que ir al departamento de Guido a sacar mis cosas. Cuando estábamos en el auto, el silencio era incómodo. Antes, cada vez que nos subíamos al auto, había caricias de por medio, en la cintura, en la pierna... pero esta vez no había nada. Guido puso música, seguro para evitar hablar. Él estaba enojado, y no era solo por el hecho de que no lo perdonara, sino porque miré su conversación. Yo no era nadie para mirar el celular. Aunque era su novia, eso no me daba el derecho. Si él no escondía nada, igual no debí hacerlo.