En un jardín de ensueño,
donde las flores bailan al viento,
me encontré un vestido de seda,
tejido con pétalos de amor.
Las rosas rojas, como labios,
los lirios blancos, como nieve,
los jazmines amarillos, como sol,
se entrelazaban en una tela.
El vestido de flores se mueve,
con cada paso que doy,
y deja un rastro de belleza,
en el camino que sigo.
Las flores bailan en mi cuerpo,
como si tuvieran vida,
y suavizan mi alma,
con su dulce y suave olor.
Me siento libre y ligera,
con este vestido de flores,
y creo que puedo volar,
con la belleza que me rodea.
En cada pliegue, una historia,
en cada flor, un recuerdo,
en cada pétalo, un susurro,
de amor y de pasión.
El vestido de flores es mío,
un regalo del destino,
un símbolo de mi belleza,
y de mi corazón.
Me lo puse en un día de primavera,
cuando el sol brillaba con fuerza,
y sentí que era la reina,
de un reino de amor y belleza.
Y ahora, cuando lo miro,
veo reflejada mi alma,
en cada flor, en cada pétalo,
en cada pliegue del vestido.
