Volar

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No soy aficionada a volar, pero no es porque me den miedo los aviones, mi fobia es hacia las tormentas, no es hacia la lluvia, es más hacia los rayos, truenos y relámpagos llamada brontofobia y como la vida me ama una gran tormenta estaba tomando lugar en nuestra primera hora de vuelo. Primera de siete largas y ahora tortuosas horas.

Tengo un compañero de vuelo, que es un chico, para mi grata suerte (nótese el sarcasmo), el primero en hablar de los dos fue él, es un buen chico: empresario para mi sorpresa por su edad, también va hacia Nueva York y tiene un penthouse en el cuál según el dijo soy bienvenida siempre, más porque sabe como es llegar a una ciudad y no saber ni dónde dormir, le acepté la invitación pero con la condición de que yo lo ayude a pagar las cuentas en cuanto consiga más dinero. Es hetero pero es de esos chavos respetuosos, para nada pervertido y muy amable. Me preguntó porque estaba tan alterada y le expliqué mi fobia, él no se burló, solamente me ayudó a calmarme y me consoló cuando unas lágrimas traicioneras se escapaban de mis ojos.

Por la gran tormenta tuvimos que hacer escala en un pueblecito, Brandon se acomodó a mi lado otra vez en el siguiente vuelo. Esta vez hablamos más de nosotros mismos, el me dijo que la razón por la cuál se mudó a NY hace tres años fue que su novia lo engañaba y eso solo lo motivó para lograr sus sueños en otro lugar, por ahora no busca una relación y después de una larga risa por mi pregunta afirmó completamente que no es criminal.

Tiene 21 años solo es dos años mayor que yo, tiene un color tostado muy bonito, ojos color gris, cabello café oscuro y cuerpo como de nadador, hombros anchos y cintura estrecha, una sonrisa encantadora, blanca y acogedora. Yo le conté sobre mi amiga y mi sueño, le conté mis mejores historias y me dijo que en realidad son magníficas.

Aterrizamos para mi sorpresa, gracias a Brandon el vuelo se pasó muy rápido, me aseguró que alguien vendría por nosotros y así fue. No es que confiara mucho en él porque es casi un desconocido pero no me da mala espina, aparte de que si es un empresario lo puedo buscar en Internet.

-Si quieres comprobar que no soy un criminal búscame en Google - lo dijo como si me leyera la mente

Y así lo hice "Brandon Stevens" su foto apareció y junto con ella una gran historia de su vida, es un empresario existoso dueño de "Varlet" la más grande y mejor editorial del país.

-Tu eres dueño de Varlet?- la sorpresa en mi voz no podía ser ocultada

-En efecto querida Lindsay y creo que tu tienes mucho talento, quiero ayudarte.

-Yo...-quería gritarle que si pero las palabras me salían atropelladas

-Claro que si no quieres sólo te daré asilo en mi casa y no pienses que es un enganche, eres libre de escoger entre las competencias.

-Estaría estúpida si no aceptara esta oportunidad.

-Perfecto, si quieres firmar ahorita mismo estaría muy bien pero sé que es difícil asimilarlo todo así que en unos minutos vendrá alguien con un coche para llevarnos a mi penthouse

Esto no podía estar pasando, trabajaría en Varlet, mis historias se venderían, el mundo me comprendería.

EscapistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora