Bola 8

1K 157 123
                                    

Desde el taburete junto a la barra mientras tomo una cerveza, observo todo el espacio que comprende el pub. Es mi lugar favorito para tomar un trago cuando estoy estresado o aburrido. El local es pequeño, pero tiene ambiente. Una barra con seis taburetes altos, un par de mesas a un lado, un sofá de varias plazas en una esquina frente a una mesa baja para colocar bebidas y mi parte favorita de este lugar: una mesa de billar en el lado más apartado, justo en dirección al pasillo que da hacia los baños y la puerta trasera. Hay una lámpara en forma de plato que cuelga baja iluminado la mesa desde el centro y creando una amplia sombra fuera de foco porque el resto de las luces del pub son de baja intensidad.

Nunca hay demasiada gente aquí, pero tampoco está vacío. Es un tesoro escondido que pocos conocen y pocos saben apreciar.

Termino lo último de mi cerveza y pido una nueva al barman detrás del mostrador sin quitar la mirada del rincón donde está la mesa de billar. Hay un solo chico jugando con un taco y las bolas, como si estuviera aprendiendo sobre ellos. Acaricia la yema del pulgar sobre la punta de cuero en el extremo delgado del taco y luego pasa la tiza una y otra vez. Mira las bolas con demasiado interés y me pregunto si sabe siquiera lo que está viendo.

Tomo un sorbo de la botella frente a mi y sigo observando. El chico se para en una esquina de la mesa y luego camina de un lado al otro. Diría yo que está midiendo la mesa, las distancias y los ángulos, pero, qué sé yo lo que él sabe o no sabe. Sólo sé que esos jeans ajustados de talle bajo deberían ser ilegales. No creo que pueda siquiera inclinarse sobre la mesa y hacer un tiro sin que se le bajen por el culo y se le vea lo que solamente su madre vio cuando era un bebé. Por otro lado, yo disfrutaría de ser uno de los que vean toda esa delicia. Tiene un culo para morirse y la suave curva de sus caderas hace que los jeans se vean como si apenas aguantaran por las costuras.

El chico se detiene en la esquina opuesta a donde estaba hace unos segundos y escanea la mesa. La luz de la lámpara ilumina parcialmente su cabeza cuando baja el rostro para seguir haciendo lo que sea que hace. Tiene el cabello negro carbón y brilla con destellos blancos como si llevara iluminaciones o extensiones, le cae un poco largo sobre la cara y lo aparta con una mano delicada hacia un lado. El movimiento hace que su torso ondule y el top corto se recoge para dar un vistazo de piel blanca cremosa en la cintura. Desde mi lugar, puedo decir que tiene un ombligo perfecto: pequeño, ovalado y profundo, coronado con un pendiente que cuelga de la parte inferior en una diminuta cadena con un cuarzo de tornasol que, cuando respira se mueve y lanza destellos multicolor.

Inclino la botella en mi mano para tomar otro sorbo de la fría bondad y me descubro tragando nada. La botella está vacía y no me he dado cuenta en qué momento me la terminé. Hace calor afuera y seguramente por eso me bebí dos cervezas tan rápido que no me di cuenta.

Levanto una mano para pedir otra, pero el barman se acerca a mi por detrás en lugar de servirme y mira en la misma dirección que yo.

—Es lindo —SeokJin murmura. No volteó, pero puedo escuchar la picardía en su voz. —Nunca antes había venido aquí y parece que está teniendo problemas para familiarizarse con la mesa.

—Mmmm —tarareo sin darle importancia, pero sigo viendo hacia el chico lindo al fondo del bar.

El negro de su cabello resalta el tono crema de su piel y los destellos platinados le dan un aire de muñeca de porcelana, junto con la capa brillante que sólo puede ser sudor sobre piel absolutamente lisa. No parece tener un solo vello a la vista y apostaría mi propio pelo a que es tan lampiño como un bebé.

Mi tercera cerveza aparece frente a mi y SeokJin me da un empujón en el hombro y luego una inclinación de barbilla en dirección a la esquina donde está la mesa.

8 Ball |YM| 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora