Pero aún quedaban brasas

Capítulo 12

El viaje a través del bosque fue tranquilo y tenso.

Kyle parecía haber cumplido con su palabra, ya que no había habido señales de que alguien los siguiera durante las últimas horas. Aun así, Knight no podía evitar estar preocupado por su situación. Después de todo, estaban desarmados y, a excepción de él, visiblemente cansados. Eso sin mencionar las heridas de Chloe, que parecían estar mucho mejor después de la poción curativa que Olga le había dado, pero Knight todavía podía ver pequeñas muecas de dolor con cada movimiento y sacudida de su caballo.

Por su parte, Knight aprovechó el tiempo para pensar en serio sobre su situación. Cómo había comenzado todo el día que abrió los ojos en ese claro, cómo se había dejado llevar por el flujo de los acontecimientos. Desde ayudar al pueblo hasta unirse a Maia en su misión y, finalmente, la reciente traición de los héroes de la tierra. Y con cada paso, Knight había dejado que otros marcaran el camino y el ritmo. Había confiado en los demás, creyendo que, al ser de otro mundo y sin recuerdos, sabrían más.

Y se había equivocado.

Knight no se arrepentía de haber salvado el pueblo, de haber seguido a Maia o de haber ayudado con la misión cuando creía que eso acabaría con la guerra. Pero sí se arrepentía de haber confiado ciegamente en las palabras de Maia, en el plan y en los Kuroinu. Si no hubiera sido tan confiado, tal vez se habría dado cuenta de que algo andaba mal... Pero probablemente no.

A Knight le gustaba pensar que era observador, pero sabía que no era lo suficientemente inteligente como para ver sus verdaderas intenciones cuando carecía de tanto contexto.

Aun así, tenía que ser mejor. Tenía que pensar antes de actuar, usar su cerebro más allá de luchar. Incluso si le mintieran, la verdad era que Knight había ayudado a los Kuroinu a eliminar el último obstáculo antes de que pudieran invadir el país. Por lo tanto, era su deber ayudar a destruirlos hasta que nadie pudiera recordarlos.

La oportunidad de obtener la espada de Vault de su cadáver fue solo un pequeño extra.

El problema era que Knight no era tan fuerte como el guerrero que había luchado contra los dioses y finalmente había ganado. Tenía que mejorar y hacerse más fuerte, y su escape le había mostrado cómo hacerlo: quemando las almas de sus enemigos para alimentar el Fuego. Solo había un pequeño problema con eso.

Las almas de los caballeros temblaban de miedo cada vez que pensaban en volver a usar el Fuego.

No estaba seguro de lo que había visto, si esa mujer hecha de llamas había sido real o no. De lo que sí estaba seguro era de que el mero hecho de pensar en ella y en sus gritos bastaban para llenarlo de un miedo primordial a ser... consumido. Peor aún que su interminable quema en el Fuego. Era como si ella pudiese borrar cada parte del cuerpo, la mente y el alma de Knight sin ningún esfuerzo... o al menos eso era lo que había sentido...

No, usar el Fuego por ahora no era una opción. No hasta que estuviera seguro de que su existencia no sería borrada si lo intentaba.

Pero, ¿y entonces qué? Luchar había mejorado su coordinación y memoria muscular, pero tenía un límite, y después de recuperar lo suficiente como para sacudir la cabeza, Knight supo que se estaba acercando a ese límite. Después de eso, recuperar la fuerza perdida parecía la única solución, y eso lo obligaría a enfrentar sus miedos.

...

Aquello no le evocaba ningún recuerdo, así que tal vez había sido muy valiente en su vida pasada, o muy estúpido... Los acontecimientos recientes le hicieron pensar que era esto último.