⁴⁹

214 29 4
                                    

Era una tarde tranquila en casa, mis amigas habían venido a pasar el rato, y como siempre, terminamos en la cocina, charlando y riendo mientras preparábamos algo para picar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una tarde tranquila en casa, mis amigas habían venido a pasar el rato, y como siempre, terminamos en la cocina, charlando y riendo mientras preparábamos algo para picar. Nata estaba en la sala, relajado con su teléfono, mientras nosotras estábamos inmersas en nuestra conversación.

En un momento de risas y bromas, una de mis amigas, con una mirada cómplice, dijo en voz alta: “Oye, ¿y cómo vas con el otro?” En cuanto lo dijo, me dio un guiño, sabiendo que estábamos a punto de hacerle una buena broma a Nata. Me reí un poco nerviosa, pero seguí el juego.

“Pues… bien, todo tranquilo,” respondí, tratando de sonar seria mientras las demás chicas se aguantaban las risas. “Ya sabes, esta noche pienso hablar con Nata para terminar todo y finalmente irme con él.” El ambiente en la cocina estaba lleno de risitas discretas, pero nos mantuvimos lo más creíbles posible.

Pude sentir que Nata había dejado de hacer lo que estaba haciendo en la sala, y seguramente estaba escuchando con más atención. Mis amigas siguieron la broma, haciendo preguntas como, “¿Y cómo vas a decírselo?” o “¿Estás segura de que es lo mejor? Nata es buen chico, pero si el otro te hace más feliz…”

Con cada respuesta mía, sentía la tensión desde la sala. La broma estaba durando más de lo que pensábamos, y todas estábamos tratando de no reírnos demasiado fuerte. Una de mis amigas incluso agregó: "Mira, si necesitas apoyo, estamos contigo. Pero tienes que hacerlo esta noche, antes de que se dé cuenta."

De repente, escuché el ruido de una silla moviéndose en la sala, y supe que Nata estaba a punto de reaccionar. Lo vi aparecer en la entrada de la cocina, su expresión era una mezcla de confusión y celos. “¿De qué están hablando?” preguntó con un tono serio, intentando sonar calmado, pero era obvio que estaba preocupado.

Mis amigas apenas pudieron contener la risa, y yo lo miré, tratando de mantenerme seria. "Nata... hay algo que necesito decirte..." comencé, pero en ese momento, todas estallamos en carcajadas.

Nata nos miraba sin entender, pero poco a poco se dio cuenta de que todo era una broma. “¡No puede ser, mami! ¿Qué les pasa?” dijo, soltando una risa, aunque aún con un toque de alivio en su voz. Se acercó a mí, rodeándome con sus brazos y me dio un beso en la mejilla. “Ya me estabas espantando, babe. No juegues así.”

Al final, todos terminamos riendo, pero Nata me miró y dijo en tono de broma: "Me la van a pagar, ya verás." Sabía que eventualmente me devolvería la broma, pero por ahora, el triunfo era mío.

Después de un rato de risas y bromas en la cocina, mis amigas se prepararon para irse. Antes de salir, nos pusimos de acuerdo en que les contaría cada detalle de lo que pasaría con la broma a Nata. Ellas se despidieron, con miradas cómplices y conteniendo las risas, mientras yo me quedaba sola con él.

Nata ya estaba un poco sospechoso, pero no dejaba ver del todo lo que sentía. Me acerqué a él con una expresión seria, como si estuviera a punto de decirle algo importante. "Amor, ¿podemos hablar?" le pregunté en un tono suave, pero firme. Nata, que ya se lo esperaba, me miró con los ojos entrecerrados, su semblante cambiando de relajado a tenso en cuestión de segundos.

Nos sentamos en el sofá, y me lancé con el discurso que habíamos preparado mis amigas y yo. "Es que… últimamente he estado conociendo a alguien más," dije, fingiendo una mezcla de tristeza y confusión en mi voz. Pude ver cómo sus ojos se oscurecían, y sus cejas se fruncieron ligeramente, pero se mantuvo en silencio, escuchando cada palabra.

Continué: "No quería que fuera así, pero creo que es mejor terminar ahora antes de que las cosas se compliquen más." Nata, sin decir nada, simplemente me miraba, su expresión cambiando de incredulidad a enojo, aunque trataba de contenerse. El ambiente se volvió un poco tenso, y su mandíbula se apretaba.

"¿De verdad, mami? ¿Es en serio?" Su voz sonaba controlada, pero había un toque de dolor que me partía el corazón, aunque sabía que todo era parte de la broma. "Y todo esto lo vienes planeando desde cuándo, ¿eh?"

Me mordí el labio para no reírme, pero seguí con la broma. "No fue planeado... simplemente pasó. Pero siento que es lo mejor." Nata se levantó del sofá, caminando un poco nervioso por la sala, pasándose una mano por el cabello. "No lo puedo creer, ¿me estás dejando por otro tipo?"

Sabía que era momento de terminar con la broma antes de que se pusiera más serio. Así que me acerqué a él, y tomándolo del brazo lo guíe al sillón para sentarlo, sonriendo mientras me sentaba en su regazo. Comencé a hacerle mimos, acariciándole el rostro y el cabello suavemente. "Amor… era una broma," le susurré mientras lo abrazaba, viendo cómo poco a poco su expresión de enojo se desvanecía, aunque todavía parecía incrédulo.

Al principio se quedó quieto, procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, soltó una risa baja, sacudiendo la cabeza. "No puede ser, mami… me la hiciste bien feo. Ya me tenías aquí pensando lo peor." Aún entre risas, me apretó un poco más fuerte contra él, como si no quisiera soltarme.

Con su estilo inconfundible, añadió: "Pero bueno, a ver si encuentras a alguien con la vrg más grande que la mía." No pude evitar reírme a carcajadas, abrazándolo más fuerte. Sabía que esa chispa en su humor nunca se apagaba, incluso cuando se trataba de cosas serias.

Finalmente, todo terminó en risas, y Nata, aunque al principio había estado serio y algo dolido, se relajó completamente. Me besó la frente y murmuró: "No vuelvas a hacerme eso, mami, o te la regreso más fuerte." Ambos nos quedamos abrazados, sabiendo que, al final, lo único que importaba era que siempre estábamos ahí el uno para el otro, incluso en las bromas más locas.

" Ambos nos quedamos abrazados, sabiendo que, al final, lo único que importaba era que siempre estábamos ahí el uno para el otro, incluso en las bromas más locas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐢𝐧 𝐚 𝐩𝐡𝐨𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚𝐩𝐡 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora