➴➵➶𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖚𝖓𝖔➴➵➶

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Pasos, risas, incluso sombras podían divisarse y escucharse algunas veces en el viejo bosque al lado de la ciudad. Varias personas decían que quizá el lugar podía estar embrujado. Pero poco sabían que al fondo del bosque, donde nadie se atrevía a ir, siete bestias juveniles enmascaradas rondaban por el bosque sin ninguna preocupación.

"Un hogar sin barreras"

Un lugar donde podían rondar sin problema alguno y hacer lo que querían. Donde vivían sin miedo a nada ni nadie. Cada uno de ellos había experimentado la crueldad humana de una manera completamente diferente, en el mismo sitio en el que solían vivir antes.

Durante un viaje, el medio de transporte en el que iban perdió el control y terminó chocando, ellos siete lograron salir a tiempo antes de que algo peor pasara. Aprendieron a cuidarse entre todos sin importar lo que sucediera, sin ayuda de un adulto.

Las risas sonaron cerca del riachuelo, encima de los árboles. Las ramas de estos se movían con brusquedad ante los movimientos de cada uno de los niños.

-¡Hawk! ¡Espérame que no vas solo!

Un sólo líder. La mayor de los siete, Akam. Ella logró sacar a seis pequeños de aquel camión que volcó en la carretera, dejando a los pequeños en medio de la nada. Akam llegó al bosque tras ser secuestrada y llevada a un país desconocido y dejada ahí a su propia suerte con sólo once años. Logró adaptarse a la seguridad del bosque en pocos meses y se acostumbró a su ambiente.

Los pequeños que tuvo que cuidar, ahora ya un poco más grandes: Chock, Helen, Marice, John, Sohn y Hawk.

-¡Atrápame si puedes!-Gritó Hawk desde el árbol más lejano entre risas saltando y saltando a través de los árboles.

Akam perseguía a Hawk a una velocidad a la que sólo ella podía correr, al tener más experiencia yendo por lo árboles, era quién mejor podía hacerlo.

-¡Akam!- Gritó Chock.-¡Hay personas!

Cuando los demás lo escucharon, incluyendo Hawk, se balancearon por las ramas hasta el refugio que tenían. Un tronco. Akam levantó la rejilla de madera para que los demás entraran al tronco. Debajo de la tierra, había un espacio lo suficientemente grande como para que cada quién tuviera su espacio libre. Cuando entraron, Akam se quedó vigilando desde la rejilla con lanza en mano en caso de usarla en algún momento. Cada quién tenía un arma diferente, usada a su manera.

Marice un hacha de doble filo.

Sohn una lanza de madera.

Helen un bate viejo que llevaban ese día que llegaron al bosque.

Chock y Hawk usaban un Nunchaku hecho a mano.

John estaba cerca de Akam con un hacha en la mano.

Durante las últimas semanas, habían visto a personas de afuera del bosque, rondar por el territorio de los jóvenes, cosa que no les transmitió tanta confianza a ninguno de ellos...

No sabían el por qué, para qué, ni por dónde entraron. Akam se había encargado de cerrar cualquier entrada a sus territorios con ayuda de John y Marice, y que las personas del exterior hubieran entrado con facilidad, le daba mala espina. Ella se preguntaba: "¿Qué estaban haciendo en su territorio?" "¿Qué buscaban tanto hasta tal punto de desesperarse?"

-Akam, ¿Qué hacemos?-Preguntó Marice acercándose a ella.-Han aparecido ya por quinta vez en el último periodo...

Akam se quedó callada un momento, pensando en las palabras de Marice. Ella tenía razón, debía averiguar qué estaba sucediendo. No quería que cualquiera estuviera entrando a su territorio y fuera una amenaza para su grupo.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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