Narración.

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- Entonces... ¿Puedo saber que pasó? -. Preguntó el pelirojo mientras inspeccionaba el traje de Katsuki, fijándose que tenía que arreglar.

- Tch, no es de tu interés -. Murmuró malhumorado Bakugo, sentado en un taburete mirando atentamente lo que hacía el otro.

Yumi tarareó de forma distraida, moviéndose hábilmente por el espacio, agarrando artilugios y arreglando el traje del rubio.

- Tu traje es bueno... -. Volvió a hablar el de la clase de apoyo. - Pero no lo suficiente.

- ¿De qué mierda hablas jodido extra?

- De que tu traje, en estas zonas -. Señaló las partes de los brazos y abdomen. - Se está empezando a incinerar de a poco, la tela es muy resistente, pero al parecer no lo suficiente para aguantar tus constantes explosiones.

- ¿Y qué hago? ¿Lo tiro a la basura? -. Bufó molesto el de la clase A con su ceño fruncido.

- No... Pero yo podría... -. Hablaba dubitativo. - Hacerle mejoras, si quieres claro.

Bakugo no dijo nada al principio, hizo contacto visual con el colorado, rojo y celeste impactando en sus miradas. Analizando las facciones del otro.

- Está bien -. Fue lo único que dijo cruzando sus brazos, levantándose del taburete y quedando de pie frente al pelirojo.

Una sonrisa abarcó la cara del pecoso, era una mezcla extraña considerando sus ojos agotados y su sonrisa, pero no le quedaba mal a vista del rubio.

- ¡Genial! -. Asintió emocionado. - No te arrepentirás, eso sí, necesito que vengas al menos una vez por semana para que vayas mirando el proceso, por si quieres cambiar algo, o tengo que tomarte medidas.

- Sí, sí, lo que sea

- Está bien, de todos modos, puedes llevarte este traje, ya que te haré uno de cero -. Le extendió el traje ya arreglado, a lo que el rubio cenizo lo tomó, rozando ligeramente los dedos de ambos.

- Bien -. Bakugo observó el traje ya en sus manos, volviendo su vista a Yumi. - Nos vemos luego, tomate -. Y dió media vuelta para salir de la habitación, dejando a un Yumi muy sonrojado, al punto que su rostro se confundía con su cabello.

Al parecer Yumi acababa de saciar una duda.

- ¿Tienes fiebre? -. Preguntó a las carcajadas una pelirosa al haber presenciado la escena entre su amigo y el rubio.

- ¡Cállate, Mei! -. Exclamó avergonzado.

 Exclamó avergonzado

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