40

81 10 0
                                    

—El tiempo pasa rápido—Sonrió la rubia—En poco tiempo cumplirás años

—Sigo pensando que te puedo regalar—Murmuro pensativa.

—Luna—La castaña se detuvo y detuvo a su par a la rubia—Tu amistad es suficiente.

—Pero yo quiero regalarte algo—Insistió.

—Ya que insistes—Sonrió—Regálame dulces o algún producto de la tienda de los gemelos—Se encogió de brazos con una sonrisa.

—Esta bien—Sonrió la rubia—Me tengo que ir ¿Nos vemos en la cena?

—Te estaré esperando.

Luna se despidió de la castaña con un gesto de manos, se fue, perdiéndose entre los alumnos del pasillo. Astrid se dirigió hasta el aula de Tom, sabía que tenía hora libre por el momento y ella no tenía más clases, así que aprovecharía para darle una pequeña visita.

Al llegar no toco la puerta, solo entro, sorprendentemente la puerta no rechino como otras veces, la cerro con un cuidado que hasta a ella le sorprendió. No le dio importancia y busco con la mirada a Tom, pero no estaba en el aula.

Una risa femenina se escucho en su oficina y eso la hizo estremecer, de sus cosas saco unos pergaminos y subió cuidadosamente las escaleras.

—Profesor, no se haga—Dijo la voz con cierto tono de lujuria—Usted siempre tan gracioso.

—¿Hanna?—Susurro para si misma la castaña.

Se fijo por la puerta que estaba entre abierta la cabellera rubia de la chica, atrás del escritorio se encontraba Tom, pero no podía verle bien el rostro gracias a que cierta rubia la tapaba.

—¿Entonces?—Pregunto la rubia—¿Qué dice? Se lo prometo, nadie se enterará.

—No

—¿No?—Su voz se escuchó confundida.

Astrid no soporto más y abrió por completo la puerta, asustando a Hanna quien se volteo mientras se tapaba con un brazo parte de sus pechos, mientras soltaba un chillido.
Astrid notó claramente como varios de los primeros botones de su camisa estaban desabotonados, alzó una ceja y la miro de arriba hacia bajo.

—¿Q-Qué haces aquí?—Pregunto con una voz temblorosa.

—Vine a entregar esto—Señalo los pergaminos en su brazo—Las actividades que el profesor nos dio tiempo a entregar hasta hoy.

Hanna se quedó sin habla, no sabía que hacer, la posición donde estaba no le ayudaba mucho, en cambio Riddle, estaba aliviado por dentro de que su amada llegará a su rescate.

—¿Pero tú?—Murmuro—¿Qué se supone que haces?

—Yo. . .

—Una falta de respeto hacia mi—Respondió Tom—Y hacia su persona. Retírese.

Hanna se abotono los botones de su camisa rápidamente mientras salía de la oficina completamente roja de la cara, se sentía frustrada por no lograr lo que quería. Corrió tan rápido que pronto se escucho la puerta del aula cerrarse.

—Te voy a explicar todo antes de que pienses mal de mi—Dijo Tom mientras se levantaba de su asiento.

—Te creo.

—Si, ya se que no me vas a creer, pero—Tom calló—Espera ¿Qué?

Astrid soltó una risa y se acerco a él casi corriendo para abrazarlo, Tom proceso unos momentos antes de corresponderle el abrazo, suspiro aliviado.

—Por un momento pensé que te iba a perder por lo que viste—Murmuro, se separo y quito los mechones del rostro de la castaña para ponerlos detrás de sus orejas.

Mon Secret | Profesor Tom Ryddle |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora