Prejuicios

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Opiniones sin fundamento, juicios erróneos y crueldad son cosas que vienen con nosotros desde que nacemos; mejor dicho: son partes de la mentalidad social que se nos transmiten indirecta y directamente desde que somos pequeños.

Juzgamos a las personas por su físico, forma de vestir o de moverse de igual manera que juzgamos a un libro por su portada o por sus primeros capítulos; no nos damos la posibilidad de adentrarnos en la historia de dicho libro o de esas personas para saber como son de verdad.

Muchas veces nos basamos en estereotipos para crear juicios a priori ciertos para nosotros; creamos a las personas por lo que vemos, no por lo que sentimos y la mayoría de las veces nos equivocamos.

Que alguien vista bien no significa que sea rico, que una persona lleve gafas no quiere decir que sea el más listo, moverse de una forma u otra no significa que nos guste un género u otro, ¿si viste con escote es puta?... Estupideces y juicios sin fundamento, eso es todo.

Muchas veces estas tonterías son las que causan complejos en las personas y les hacen creer que deberían ser de otra forma o que no encajan en la sociedad cuando en realidad deberíamos de ser cada uno como queramos, olvidando los prejuicios y los complejos y centrándonos en nosotros mismos y cómo queremos ser realmente.

Debemos aprender a conocer a las personas antes de juzgarlas; a leer un libro antes de opinar sobre él, a ser como queramos ser y a respetar a los demás por lo que quieran hacer dejando de entrometernos en sus vidas y de crear falsos juicios sobre ellos.

¿Para qué perder el tiempo juzgando a una persona cuándo podemos aprovecharlo para conocerla?

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