Capítulo 1 : Prólogo

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Harry James Potter, de veintiséis años, estaba feliz de dejar atrás su país por un tiempo. Ya había hecho suficiente por sí mismo y sinceramente pensaba que merecía este descanso que se estaba dando actualmente. Al final de la guerra contra Voldemort y sus llamadas fuerzas del mal, el joven héroe se encontró en una tormenta de la que tuvo dificultades para salir. Todos los magos del Reino Unido parecían creer que era su deber seguir sirviéndoles cuando ni siquiera habían terminado de construirse. Apenas había tenido tiempo de llorar a sus muertos. Entonces sí, Harry había participado en la reconstrucción, con la esperanza de recuperar la paz. Se le presentaron muchos obstáculos, entre ellos su exnovia, que no podía soportar el hecho de que él tuviera pocas ganas de reanudar su relación. Harry entendió que lo había lastimado pero que se volvería tanto en su contra que no lo esperaba. Teníamos planes para él y cuanto más luchaba, más oprobio general asumía.

Porque Harry James Potter tenía que ser Auror a los veinte, padre a los veintidós y representar todos los valores de la Luz, le gustara o no.

Por lo tanto, Harry terminó huyendo al mundo muggle, reanudando estudios en profundidad en ambos lados. No quería depender del mundo mágico, como tampoco quería depender del mundo muggle. Quería poder aprovechar ambos lados y explotarlos para que nadie pudiera decirle cómo vivir su vida. Habían intentado que volviera haciéndole sentir culpable, ofreciéndole sobornos y también amenazándole. Se habían atrevido a decirle que lo juzgarían por haber matado a Voldemort. Se había reído en sus caras y la mayoría de las veces una vez. Si lo condenaran a él, tendrían que condenar a muchos otros. No había luchado solo en esta guerra. Y si hubiera sido por él, no lo habría sido.

El día antes de su partida, Harry estuvo en las tumbas de su familia. Les dejó a cada uno una flor sin decir palabra. No necesitaba estos monumentos para recordarlos y en realidad, los recuerdos eran más amargos que nunca. Lo habían abandonado. Sus padres. Sirio. Remo. Amar no significaba perdonar y él aún no era capaz de perdonar. No con todo lo que le había hecho daño. A veces quería gritar ante la injusticia. Sin embargo, permaneció en silencio en el cementerio, ignorando la lluvia y los ojos puestos en él. No le había dicho a nadie que se iba, excepto a los duendes. Sabía que intentarían detenerlo. Y Harry estaba cansado de todo. Quería paz. Se lo merecía.

Tan acurrucado en su asiento en la primera clase del avión camino a Japón, Harry ni siquiera se tomó la molestia de contemplar los paisajes de Londres por última vez. Se sentía completamente desconectado de todo. A los veintiséis años se dio la oportunidad de vivir por sí mismo. O al menos de la forma que él mismo había elegido. Sabía que no sería fácil, sabía que Japón le depararía muchas sorpresas. Valdría la pena, seguramente. Además, ya tenía una cita para trabajar allí, en una de las empresas más populares.

Sión.

Harry no supo entonces que aún no había llegado al final de sus problemas. Sin embargo, el Maestro de la Muerte no era alguien que pudiera ser derribado sin dificultad.

Libertad JaponesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora