Capitulo 1

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NARRADOR

La vida en Privet Drive nunca fue fácil para Harry y T/n Potter. Desde que tenían memoria cada día era una repetición de lo mismo. el estruendo de los gritos de su tía Petunia, las exigencias de su tío Vernon, y la constante burla de su primo Dudley. Los Dursley nunca hicieron un esfuerzo por ocultar su desprecio hacia los mellizos, a quienes consideraban una carga.

Las mañanas comenzaban con un desayuno frugal, donde T/n y Harry se sentaban en una esquina de la mesa alejados de las atenciones que Dudley recibía. Siempre eran los últimos en recibir una rebanada de pan, si es que había alguna. Las noches se llenaban de sueños apagados, interrumpidos por el ruido de la televisión que su tía dejaba encendida hasta tarde.

A pesar de su dura realidad, T/n encontraba consuelo en su conexión con Harry. Compartían risas en los momentos robados, cuando lograban escapar de las exigencias de los Dursley y se aventuraban al pequeño jardín trasero. Allí, bajo el cielo gris de Surrey, T/n a menudo se preguntaba qué habría más allá de aquellas paredes. Sus ojos soñadores se perdían en el horizonte imaginando un mundo donde fueran aceptados y valorados. Cada día era un recordatorio de su infortunio, pero la esperanza persistía. T/n soñaba con aventuras y amistades, con un lugar donde pudieran ser verdaderamente felices. Sin embargo, ese futuro parecía tan lejano como las estrellas que a veces observaba desde su ventana, anhelando una vida diferente.

Era una mañana cualquiera en Privet Drive. T/n y Harry estaban profundamente dormidos en su habitación, un pequeño espacio en el ático que apenas tenía luz y era cálido, con el techo inclinado y lleno de polvo. Compartían el mismo colchón en el suelo, un refugio del mundo exterior donde solo existía su conexión como mellizos.

De repente un estruendo resonó por toda la casa. Era Dudley, su primo, que estaba haciendo un escándalo en la planta baja gritando y golpeando las puertas.

-¡Despierten! -gritó Dudley, mientras lanzaba juguetes a la pared. Su risa cruel se escuchaba claramente, y los mellizos sabían que no podrían ignorarlo por mucho tiempo

T/n abrió los ojos, su mente aún nublada por el sueño. Miró a Harry que fruncía el ceño mientras trataba de cubrirse con una manta.

-¿Por qué no puede quedarse callado un día? -murmuró T/n entrecerrando los ojos

Harry se giró hacia ella resignado -Es Dudley. No esperes mucho

Bajaron las escaleras donde encontraron a Dudley haciendo un berrinche. Su madre Petunia, estaba tratando de calmarlo.

-Dime cuantos son -dijo Dudley al ver todos sus regalos de cumpleaños

-Treinta y seis, los conté yo mismo

-¡Me dieron treinta y seis regalos! -gritó Dudley con una expresión de furia- ¡El año pasado fueron treinta y siete!

Su padre Vernon intervino rápidamente. -Lo sé, pero este año son más grandes

Dudley frunció el ceño. -¡Quiero treinta y siete!

Mientras el caos se desataba T/n y Harry intercambiaron miradas comprendiendo que ese sería otro día de tensión en la casa de los Dursley. Dudley continuó quejándose, y Petunia trató de hacer las paces con él, prometiendo que irían a comprar más regalos después.

Finalmente, la familia decidió salir al zoológico, una rareza que los mellizos esperaban con ansias. Aunque sabían que debían mantener un perfil bajo, el aire de aventura les daba un ligero sentido de esperanza.

Con el alboroto del desayuno finalmente resuelto, la familia Dursley se preparó para salir al zoológico. T/n y Harry esperaban con emoción en la entrada, sintiendo que esta era una oportunidad para escapar, aunque fuera brevemente, de la opresiva rutina en casa.

HERMIONE GRANGER Y TU [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora