Capítulo 1

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Izuku agradeció al cielo que su madre no estuviera en casa cuando volvió de la escuela, porque si no tendría que haberle dado explicaciones del porque su cuello estaba herido y porque tenía sus ojos rojos.

Oh, y lo peor de todo era que tendría que haberle explicado porque demonios estaba en celo cuando debería haberlo tenido en dos semanas más.

Había llegado tan mal a su hogar que fue corriendo a su habitación, se encerró y escondió debajo de las mantas de su cama y lloró amargamente. Todo había salido mal, absolutamente todo.

¿Por qué él? ¿Qué mal había hecho para merecer todo ese infierno?

Lo único que deseaba era vivir tranquilo. ¡Solo tenía quince años!

Su vida iba en decadencia desde que tenía cuatro años y su don no se había manifestado. Katsuki lo aisló, pues a diferencia de él, aquel rubio había recibido un don poderoso y rápidamente se posicionó como el líder entre los niños.

Aun siendo asilado, Izuku seguía a Katsuki. Le parecía tan genial, tan maravilloso, que solo estar a su lado era un regalo. Él era su símbolo de la victoria e Izuku corría para poder estar con Katsuki, aunque este lo despreciara.

Cuando tenía ocho años, se revelaron sus géneros secundarios por una prueba médica de sangre. Izuku veía a los niños decirle a Katsuki que seguramente sería alfa, porque era un líder nato y cuando le dieron sus resultados, nadie se sorprendió y se sumieron en felicitaciones.

Con Izuku tampoco se sorprendieron. Intuían que él sería omega, pero lo que se ganó a cambio fueron golpes, miradas de asco y comentarios repulsivos.

Katsuki decidió ser cruel con Izuku y comenzó aquella temporada dolorosa. El grupo del alfa se divertía enormemente cuando él golpeaba a Izuku, y aunque los años pasaran, los días de Izuku estaban llenos de miseria.

Inko sabía que algo ocurría con su hijo, pero aquel pequeño niño estaba aprendiendo a esconder lo que sentía y a fingir que nada malo ocurría, sin importar que bajo el uniforme se encontraba lleno de hematomas.

Y poco a poco, ese “querer” de Izuku fue disminuyendo hasta convertirse en odio y aquel odio lo notó Katsuki.

Después de cinco años, los golpes en el omega ya no le provocaban lágrimas ni quejidos y a Katsuki ya no le interesó seguir dañándolo, pues en los ojos de Izuku ya no había suplica. Solo había un resentimiento tan grande que de algún modo lo frenó.

Sobre todo, necesitaba alejarse de él. Mientras más crecían y más control tomaba su alfa de él, sentía la necesidad de estar con Izuku y eso le producía un sentimiento extraño que prefería suprimir y seguir odiando su debilidad. No entendía porque a su maldito alfa le gustaba verlo llorar, verlo quejarse, verlo sufrir y muy en el fondo, verlo sonreír a pesar de la mierda que le producía.

Al alejarse Katsuki, Izuku pensó que terminaría el infierno, pero cayó en una equivocación horrible cuando, sin él, sus amigos continuaban golpeándolo en grupo y burlándose. Así avanzaron los años en secundaria e Izuku recibió su cumpleaños número quince con las palizas habituales.

Pero Izuku no pensó que los amigos de Katsuki pudieran llegar al nivel de maldad que tenían planeado aquel día. No habían ni terminado las clases y se habían ido a la azotea donde nunca se encontraba nadie y donde podían lastimar a Izuku de las peores formas posibles.

—Ya entiendo porque le aburriste a Katsuki —dijo uno de ellos, mirando a Izuku que se encontraba en el suelo, limpiándose la sangre de su nariz. Los golpes lo habían dejado casi sin fuerzas y aun con aquella debilidad, la realidad era que Izuku no estaba nada mal, y ante ese pensamiento, sonrió macabro—. Aunque seguramente debes escucharte increíble gimiendo como perra en celo, ¿o no? Probemos esto, Deku.

Protégeme (Katsudeku + Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora