Capítulo 7 - El baile

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POV Karime

Después del almuerzo, regresamos a la oficina y nos pasamos toda la tarde alrededor de numerosos documentos  y hojas de cálculo. Al estar con ella me hacia pensar en cosas que no debía, podría ser una locura de mi parte, pero a veces sentía sus ojos en mí de manera intensa, como Gala miraría a Karla. O tal vez fue sólo mi subconsciente de que me ve a mí del mismo modo.

-Podemos darles los planos del año pasado también – hablé colocando unos papeles en su escritorio, ya pasaba de las 8PM.

-Sería una gran idea, ¿no crees? – Dijo, recogiendo los papeles.

Escuché unos débiles golpes en la puerta, y entonces vi a Austin. El tenía una mirada seria 

-¿Karime, puedo hablar contigo?

Gala lo miró durante unos segundos y luego a mí.

-Agustin

-Ve y hable con él, señorita Pindter– dijo fríamente.

Cerré mis ojos y salí de la habitación.

-¿Qué pasó con nuestra cena? – Preguntó algo molesto.

-Lo siento, pero creo que no podré ir.

Movió la cabeza, poniendo sus manos en su cintura con una expresión irritada.

-Me estás tratando como un estúpido, me plantaste por segunda vez el mismo día.

-¿Qué quieres que haga? No tengo más remedio. ¿Crees que me gusta trabajar hasta tarde?

-Sabes que tienes la opción de irte, ¿verdad? Esta mujer esta mal. ¿Te está explotando?

-Shh ¡Baja la voz! ¿Quieres que escuche? debo hacer mi trabajo. -Le dije molesta.

-¿Hay algún problema? -escuché la voz de Gala detrás de mí.

-No señora...

-Señora Montes, el horario de trabajo es algo inconveniente ¿no cree? -Agustín preguntó desafiándola.

Pude ver las venas de Gala marcarse y su mandíbula endurecer, tomó una respiración profunda y luego habló.

-Señor Fernández, debo informarle que yo soy la presidenta de esta empresa, debido a que no tengo que explicarle los horarios a mi personal. Si está pensando que es tan tarde, ¿por qué sigue aquí?

Ella prácticamente lo azotó, literalmente, no dudaba de que si Austin podría matar con la mirada, seguramente lo habría hecho. Las palabras de Gala fueron precisas y arrogantes.

-Tiene razón Sra. Montes, perdone por preguntar.

-No hay problema. Srta. Pindter tan pronto como termine su conversación, tengo que mostrarle algunos documentos.

Sólo asentí a la mujer que regresó a su oficina, dejándome en silencio junto Agustín. 

-En éstos días será imposible, tengo que terminar un balance general con ella hasta el lunes Agustin, lo siento.

El chico me miró durante unos segundos y luego llegó a una conclusión.

-Quédate con tu trabajo, buenas noches – habló se dio la vuelta y salió.

Si su intención era hacerme sentir mal ¡Felicidades! Lo logró. Respiré profundamente y regresé a la oficina, encontrándome con la mujer más atractiva que he visto, ya ni siquiera me acordaba de Austin cuando la vi. Ella estaba sentada con la camisa desabotonada parcialmente a la altura de los senos, llevaba lentes graduados que probablemente serian de descanso, su cabello estaba amarrado con un moño sobre su cabeza. Tenía una expresión seria con la pila de hojas en su mesa. Sabía que pasar muchas horas con ella era atentar contra mi salud mental.

The Stripper (Garime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora