Capítulo uno

2.9K 263 14
                                    

Cuando conoció a Yuri sintió a su omega interno revolcarse ante sus feromonas, pero su instinto razonable le impedía relacionarse con él y jamás lo admitiría.

O al menos hasta que su jefe le pidió que se casará con él y descubriera algunas cosas sobre donde trabajaba.

Su hija también debía involucrarse, lo que claramente eso no le agradaba para nada, ni siquiera le gustó la idea al principio.

El simple hecho de que se viera relacionada en una situación de peligro, era demasiado para él.

Conoció a Yuri en una tienda de trajes, donde parecía indeciso sobre que elegir y cuál modelo le quedaría mejor. Sus ojos se conectaron casi al instante cuando apenas cruzaron un par de palabras. Desde ese día el alfa se había vuelto insoportable, aunque la parecía tierno de cierta forma.

Siempre notó esa personalidad posesiva en Yuri, pero debía mantener su postura y que su paciente no se acabara, aunque en algún momento comenzó a insultarlo y mandarlo a la mierda cada ves que podía, el alfa nunca se alejó suyo.

—Alfa idiota — se quejó entre dientes mientras que dejaba su celular en algún lado de su escritorio.

Odiaba esa necesidad compulsiva de su esposo de andar controlandolo todo el tiempo, ni siquiera podía respirar por un segundo cuando notaba aquel mensaje en su celular preguntando donde estaba.

—Twilight — ingresó Frankie a su oficina abriendo la puerta de golpe, frunció el ceño ante eso, también lo odiaba a él.

—¿Qué?

—¿Has descubierto algo sobre...?

—No, te recuerdo que apenas llevo casado con él tres meses.

—Lo conoces hace un año.

—¿Y tú crees que me dirá "admito ser un agente de la seguridad estatal de Ostania"? — preguntó con cierto sarcasmo mientras se frotaba su cien algo desesperado.

—Necesitan avances.

—¿En serio?, no me di cuenta — declaró míentras rodaba los ojos sin importancia. Luego de eso agarró su maletín para irse de allí, no soportaría seguir lidiando con esa clase de comentarios estúpidos.

Cuando llegó a su hogar había notado la presencia del contrario asi que lo observó de arriba hacía abajo, con el ceño claramente fruncido por la molestia, el azabache lo entendía bien así que mantenía su mirada fija en el suelo.

—Lo dejaré pasar, pero si vuelves a hacer algo así...

—Anya había dicho que no te molestarías — porque si, esos dos habían comenzado a llevarse bien en algún punto y la pequeña le pedía permiso para ciertas cosas, como en este caso que le había pedido para ir a la casa de una de sus amigas.

—Me preocupo por ella, ¿bien?, necesito saber que este bien y con quién irá.

—¿No quieres un beso de mi parte? — se acercó de manera lenta al rubio para después sentir un golpe seco en su estómago, dejándolo algo tirado en el suelo.

—Idiota — una mueca de molestia se formó en sus labios para después sentir un leve aroma, odiaba cuando su esposo hacia eso y lo odiaba también.

Algunas veces cuando trabajaba y debía pedirle un favor a Yuri, era como un suicidio para él, porque cuando se trataba de su celo, siempre era molestado y eso lo irritaba.

Había comenzado a oler sus feromonas en el aire y cuando le había pedido por mensaje supresores a su esposo, se arrepintió completamente.

—¿Por qué nunca puede ser serio? — se quejó mientras cerraba la puerta de su oficina y se recostaba sobre la pared. Su cuerpo comenzaba a sentirse cada ves más débil, hubiera mandado a la mierda al azabache si le era posible.

Querido omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora