Capítulo diez

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—A Twilight no le va a gustar esto.

—¿Quién dijo que se lo ibamos a decir?

—Debes estar bromeando, Franklin. Debe saberlo.

—No es que...nosotros podríamos decirle. Puede averiguarlo por su cuenta.

—¿Averiguar qué? — los dos que estaban concentrados mirando la computadora se sobresaltaron al sentir la presencia del omega.

—Estamos mirando porno.

—¡Franklin!

—No me importa si están viendo porno. Necesito unos archivos de la semana pasada.

—En el segundo cajón del...mueble que está al lado de la puerta.

—¿Qué tanto esconden ustedes dos? — su ceño se frunció claramente molesto ante las extrañas actitudes que estaban mostrando.

—Porno de ancianos...

—¡Deja de hablar de porno! — se exaltó la beta, haciendo claramente más sospechosa su actitud.

—Hablen, ¿Qué sucede?

—Dile tú.

—¿Por qué yo?, hazlo tú.

—¡Oigan!

—El jefe jamás dejó de investigar a Yuri. Simplemente no deseó que sigas involucrado. Pensaba que estabas escondiendo información.

—¿Qué?

—Es complicado...

—¿Complicado?, estoy trabajando en esta investigación hace dos años, ¿Y me dices que es complicado?

—El jefe está en su oficina.

—¡Franklin!

—Ese bastardo..

La puerta se escuchó ser cerrada fuertemente, retumbando por toda la oficina, dándole un escalofrío a los dos agentes que estaban allí.

—¡Bastardo!

—Creo que debería aprender a tocar la puerta, señor Forger — declaró el alfa que se encontraba en la silla de su escritorio con sus manos levemente cruzadas mientras lo observaba algo confundido.

—¿Cómo carajos te atreves?, ¿Te crees mucho por ser un alfa?, maldito idiota.

—Forger.

—¿Qué?

—Preferi mantener esa parte de la investigación en secreto. Algunos espías que suelen ser omegas, han llegado hasta sabotear misiones con tal de que no toquen a su pareja. Por eso pensé que usted...

—¿Qué la cagaria por ser un omega?, soy su mejor agente desde hace 10 años. No puedo creer que piense así, desgraciado.

—Has estado vulnerable este último año. Lo noté por ser un alfa, Loid. Se que piensas que no tengo la suficiente confianza en ti, pero desde que conociste a aquel alfa, has estado actuando distinto. También tu bebé que...lo siento tanto por eso, si necesitas hablar solo dimel-

Cállate, no tienes derecho — las feromonas del omega se mostraban amenazantes en la oficina, claramente a la defensiva del alfa por si se atrevía a seguir hablando.

—Se que tu celo se acerca, así que es mejor tomarte unos días antes. Lo digo por experiencia, luego de ese suceso, tus instintos buscaran consuelo en ves de complacerse.

—Como sea. Pero te mataré si haces algo más a mis espaldas — se fue de la oficina claramente con cierta molestia. Agarró su maletín para después irse de allí, mandaría todo a la mierda si hacía falta.

Abrió la puerta de su hogar mientras suspiraba con resignación, por ser algo temprano ninguno de los dos estaba en la casa.

Sacó su celular del bolsillo para marcar el número de su esposo, colocando el dispositivo en su oreja esperando que la llamada sea contestada.

¿Loid?, ¿Sucede algo?

¿Sigues trabajando?

¿Estás en casa?, hay algo de comida por si quieres en el refrigerador, también hay un poco de café si quieres.

Yuri.

¿Quieres algo más?, mi billetera está en la mesa de luz, al lado de tu cama, compra lo que quieras.

Yuri.

¿Pasa algo?

Quiero tus feromonas..

Loid.

Alfa idiota.

Puedes usar mi ropa...hasta que llegue a casa.

Como sea.

No dudó demasiado en cortar la llamada para después dejar su celular de lado. Se fijó en el armario primero que nada, que se lograba sentir el olor al alfa. Se levantó de la cama para abrir el mueble, hizo una leve mueva ante eso, otra ves estaba actuando por sus propios instintos.

Sacó una de las camisas del alfa para olerlas sutilmente, café...
Se quitó la que tenía para colocarse esa misma, aunque su mueca ahora parecía más molesta que antes, algo no estaba bien.

—El olor...— ¿No era suficiente por qué no era literalmente el alfa?, sujetó otra camisa para llevarla a su nariz, era lo mismo. Una idea se le pasó por la cabeza, seguro era una locura, pero su instinto estaba por gritar de rabia si no hacia algo al respecto.

—¡Loid, estoy en casa! — gritó momentos después, había pasado al rededor de una hora desde que sabía algo de su marido, luego de eso, ni siquiera contestó sus mensajes. Le pareció bastante extraño no escuchar ningún ruido, pero las sutiles feromonas se notaban, dando a entender que estaba en casa.

Siguió el olor hasta la habitación del rubio, dejó su maletín en la cama mientras buscaba con la mirada al omega, ¿Dónde estaba?

Escuchó un estornudo por adentro del armario, lo que claramente le percató bastante, abrió aún más las puertas que se encontraban entreabiertas, sus labios se abrieron levemente y una sonrisa boba se le formó en el rostro.

—¿Qué me ves?, ¿Quieres que te golpeé? — preguntó el ojiverde en un tono algo avergonzado mientras abrazaba aún más sus rodillas, sus ojos estaban algo cristalizados y sus mejillas suavemente coloradas por ser descubierto.

—Ven aquí — soltó una ligera risa mientras cargaba a su esposo y lo sacaba del armario para llevarlo a la cama.

—¿Ya es de noche?

—No, apenas son las seis.

—¿Qué haces aquí?

—Llevé a Anya con Yor, pensé que tu celo se había adelantado.

—¿Por qué creíste eso?

—Sonabas algo...diferente — acomodó al omega en la cama para acariciar levemente su mejilla y sonreirle — ¿Te encuentras bien?

—Te odio — se acurrucó en el pecho del azabache buscando sus feromonas, el contrario lo notó y no dudó en soltarlas, acariciando de manera lenta el cabello del rubio.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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