Prefacio

62 10 0
                                    

—Lan Zhan... — había un sujeto con él en aquella cueva de piedra. Erguido de manera perfecta, lo volteó a ver con frialdad, tenia unos hermosos ojos ámbar. Sabia que le había dicho algo, pero no pudo escuchar, solo quería grabar en sus pupilas cada fracción de ese extraño sujeto.

—Mn... — respondió, tenia una voz grave y masculina. Solía despertar y sentir nostalgia en su corazón, pueda que solo sea un sueño, pero el no pudo no plasmar a aquel extraño sujeto, no recordar a alguien tan hermoso seria un pecado imperdonable, así que se ponía a dibujarlo. De diferentes maneras, sentado en aquella posición perfecta, vestido de negro.

De vez en cuando lo hacia pequeño, con una enorme cabezota, la hizo pegatina para que pudiera pegarla en la pared de su habitación.

Solía verlo, de hecho ¿realmente existía ese sujeto? ¿era algún producto de su imaginación? ¿algún tipo de sueño que quería decirle algo?

Sabia de antemano que sus recuerdos de las vidas anteriores no podían ser posibles, se lo habían dicho, era imposible recordar su vida pasada, pero esos ''sueños'' eran tan reales, con un nivel de detalle fantástico, podía ver la cosecha, todos los árboles, miraba la humedad y las grietas de la cueva, y a múltiples personas que su rostro no reconocía, pero le daban confianza y nostalgia.

Mas de una vez había amanecido con lagrimas en los ojos de manera inconsciente y no sabía por qué.

Se atrevió a hacer algo que por un momento pensó que era una buena idea, había llevado su mejor dibujo de ese sujeto que sabia que escuchaba su nombre en los sueños, pero por algún motivo cuando despertaba no lo recordaba.

El único que estaba presente era Song Lan en esos momentos, era el segundo mas anciano de todos, por lo que si conocía si o si a ese sujeto tan etéreo que invadía sus sueños.

Vio cualquier indicio de sorpresa de él, pero no recibió nada cuando vio el dibujo.

—¿Qué es eso?

—¿Sabes quién es? — el dudó al decirlo.

—No... ¿de dónde lo sacaste? — volvió a dudar, pero sabía que tenía que decirlo.

—...sueño con el...

—¿Y desde cuando los sueños son importantes? No lo conozco, seguramente no significa nada... o es alguna especie de maldición que tienes por culpa de tus poderes... — no sabia porque se sentía tan decepcionado de su respuesta.

¿Era normal querer besar a ese hombre con el que sueñas si era producto de tu imaginación?

—Si entiendo, fue una tontería... — tomó el dibujo y lo hizo pedazos, convenciéndose de que así era, o quizás realmente no quería ningún tipo de problemas.

Solo regresó a su casa.

Si tan solo supiera que a quien dibujaba era el Rey Vampiro. 

Alma de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora