𝚆𝚑𝚢 𝚊𝚖 𝙸...?

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El detestaba realmente el color amarillo. No era un odio irracional, sino una profunda asociación con la soledad que sentía cada 21 de septiembre, siempre estando solo, sin responsabilidades, o amigos cercanos con quienes dialogar..,solo, realmemte se sentia asociado a ese sentimiento. En estas fechas, las calles se teñían de un mar abundante de girasoles naturales, símbolo unilateral del amor y la alegría de tener a alguien.Y él, estando hay en su pequeña habitación, observaba en silencio a través de la ventana cómo el mundo exterior celebraba con entusiasmo mientras que él se consumía en su propia soledad con colores grises.
Ese año, la melancolía se había adueñado de él más que nunca. El sonido de las risas y los abrazos que llegaban desde la calle lo herían como pequeñas cuchilladas en el alma, solo faltaba poco para que terminase..,solo un poco más, pero aun asi no pudo evitar romper con euforia el mando de juego que sostenia en sus manos .Se limito a levantarse de un salto, se sentia abatido, no tubo de otra tenía que comprar otro mando de videojuegos, al fín luego de horas decidio salír a la calle, decidido a perderse en la multitud y olvidar eso, aunque fuera por un momento, su amargura se desvanecio.
Caminaba sin rumbo fijo, esquivando a las parejas que paseaban de la mano y a los niños que jugaban con pétalos de girasol. Se refugió en un pequeño parque antes de dirigirse a su proxima parada, la tienda de mercancias,era el lugar perfecto para comprar mandos de juegos a un buen precio, al menos podia pedir un cambio de mandos.Solo se sentó en un banco apartado de todo el bullicio que provocaba la gente que concurria hay. Observabo a un perro grande que deambulaba sin rumbo, su mirada perdida y sin emociones, solo lo hizo recordar a el..
Un joven se acercó corriendo, visiblemente preocupado por algo.
—Perdona, ¿has visto a un perro robusto por aquí? Su nombre es Rover y se ah escapado de mi vision.—preguntó el joven con un tono de preocupación.
Saitama señaló al perro que estaba a unos metros de distancia, quien se acercó a él y empezó a olisquearlo.

Por lo visto no le intereso en lo mas minimo la presencia de su amo al costado.

—Gracias —dijo el joven, aliviado. —Soy Genos.

Saitama asintió con la cabeza y volvió a mirar al suelo.

Era un silencio incomodo que se formaba entre ambos,por alguna estrañez el cybort rubío sentia que debia de tomar la iniciativa.

—Disculpa.,no sé mucho de perros —dijo Genos, sentándose a un lado de el. —Pero Rover parece que te ha cogido cariño.
Saitama acarició la cabeza del perro, quien cerró los ojos con placer. Por primera vez en mucho tiempo, sintió una conexión con otro ser vivo.

—si que lo hace..—sonrie para si mismo, el realmente estrañaba la compañia de alguien ajeno a el.

A partir de ese encuentro casual, Saitama y Genos empezaron a pasar más tiempo juntos. Genos admiraba la calma y la fuerza de Saitama de acababa con sus enemigos con un solo golpe, mientras que Saitama encontraba en Genos una compañía inesperada que penso que no sintiria.Rover, por su parte, se convirtió en el centro de su pequeña familia.

El siguiente 21 de septiembre se sentia un poco mas calído, Saitama se despertó con una extraña sensación de inquietud. Recordó el ramo de girasoles que había visto el año anterior y se sintió avergonzado de su propia cobardía por no haberle regalado uno parecido a genos. Había dejado pasar una oportunidad de expresar sus sentimientos y ahora se arrepentía amargamente., bueno apenas se conocian unos cuantos meses y ya lo comenza atraer por como era.

Decidido hacer algo al respecto. Pasó toda la tarde preparando un regalo especial echo a mano para Genos: un pequeño ramo con un girasol en el centro. Planto la semilla de girasol unas semanas antes en una maceta y espero pacientemente que creciera a escondidas del cybort.

Al anochecer, fue al departamente de Genos para poder ir a verlo. Cuando llamó a la puerta, Genos abrió con una sonrisa  de par en par al ver quien era.
—Saitama-sensei, qué sorpresa —dijo Genos.
Saitama simplemente se hizo aun lado e ingreso a la vivienda, le entregó el regalo en sus manos y lo observo.
—Es para ti —dijo, sintiéndose nervioso. —Sé que no es mucho, pero lo hice con mucho cariño..

𝔽𝕝𝕠𝕣𝕖𝕤 𝔸𝕞𝕒𝕣𝕚𝕝𝕝𝕒𝕤 (𝔾𝕖𝕟𝕠𝕤𝕒𝕚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora