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¡ capítulo dos !
UN HURACÁN
(De emociones)

Actualidad

El público enloquecido estaba a un paso de comenzar a ladrar de emoción y los banderines de apoyo se agitaban tan rápido que incluso hasta podían ventilar una habitación. La euforia de el último combate estaba totalmente justificable, pues era como ver a Jackie Chan partiéndole la cara a la Yakuzza por milésima vez.

—¡Dale mi gallo! ¡Yo confío! ¡Entiérrasela sin Vaselina! ¡Dale otro! ¡Otro más!

La voz afónica voz de Samantha se mezclaba junto con los gritos de la multitud mientras sacudía los hombros de Sergio con emoción. El castaño, sintiendo tener espirales en los ojos ante tal sacudida que la rubia le daba, se mantenía agarrándole las muñecas tratando de quitársela de encima ante el mareo repentino.

—¡SUELTAME PULGA!

El silbato dio por terminado el combate una vez que Alexis hizo caer a su contrincante al suelo, dando el punto ganador a su favor. Samantha se levantó dando aplausos de alegría mientras Sergio aplaudía sentado, observando desde la lejanía.

—¡Ganó! ¡El perro bastardo lo hizo! ¡El pinché karateca chihuahua lo logró!— Celebró soltando su banderín para bajar de las gradas con entusiasmo.

Apuntó de ir a felicitar a su amigo, se detuvo a media escalera al percatarse de que el castaño no la seguía. Permanecía sentando, extrañamente relajado pero su semblante parecía tenso. Ella comprendió.

—No vienes ¿Verdad?— Preguntó. El negó, claro que no lo haría.

Tras un suspiro, ella siguió con su camino entre el laberinto de gente que se formó en el lugar y se abrió paso hasta encontrar a Alexis, quien sudoroso la recibió con un choque de manos y dos palmadas en la espalda.

Estaba feliz. Es más, feliz se quedaba corto.

Pero no satisfecho.

Lo había dado todo en la pelea, su contrincante terminó en el suelo después de un arduo combate y toda su familia y amigos lo llenaron de collarines de listón y ramos de flores.

Pero no estaba satisfecho.

El trofeo de cristal con detalles hechos de plata en las orillas y letras fue a lo único que se aferró mientras sus compañeros de la academia lo cargaban en forma de celebración.


Es en ese entonces, cuando clava la vista a la lejanía mientras los brazos de sus amigos lo sostienen, que divisa los ojos bañados en miel de un castaño aturdido que lo mira con melancolía de la que nunca se percató.


Entonces creyó estar satisfecho por unos segundos.


Sergio barre la mirada al percatarse de aquello mientras aprieta la quijada con un claro desdén. Tan lejos y tan cerca a la vez.


Una vez que se apaciguó el relajo, Samantha se acerca una vez más para posar en una fotografía que la madre de Alexis tomaba con una enorme sonrisa de oreja a oreja, llena de orgullo. De pronto parece buscar algo a sus alrededores, desconcertada.


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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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I'D RATHER PRETEND| Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora